Te miras al espejo y eres una suerte de alimaña despeinada, con el cabello encrespado, seco y con mal aspecto. ¿Te reconoces en esta imagen? Le sucede a muchas personas, sobre todo en verano o en climas húmedos, cuando nuestro pelo tiene todas las de perder y se nota muchísimo lo castigado que está. Diagnóstico claro: le falta humedad, y los aceites naturales son escasos y están dañados.
Reestructurar el pelo, nutrirlo, quitar parte del encrespamiento y la sequedad y mejorar su apariencia requiere algo tiempo, y muchas personas se frustran porque no saben cómo domar esa masa rizada de la cabeza ni tampoco como hidratarla para llevarla a su terreno.
A continuación, te damos algunos tips muy sencillos y remedios caseros para reparar tu pelo y decirle adiós a ese molesto frizz o ‘efecto apagado’.
Tendemos a lavarnos a el pelo con demasiada frecuencia, pero no es del todo recomendable seguir esta pauta tan agresiva. No estamos haciéndole ningún bien a nuestro pelo si lo lavamos todos los días. De hecho, esta rutina daña los aceites naturales del pelo y castiga el cuero cabelludo. Espaciando la limpieza con champú respetaremos los aceites naturales durante más tiempo. La creencia común de que, a más lavados, más sano lo tendremos, no tiene ni un gramo de verdad.
Utilizando agua fría en el aclarado final conseguiremos varias cosas: oxigenamos el cuero cabelludo, cerramos las cutículas y estimulamos el riego sanguíneo. Más brillo, con un sencillo paso.
Las mejores toallas son las de microfibras. Si no tenemos, es conveniente secar con suavidad, sin aplicar fuerza. Muchas personas rompen sus cutículas al restregar con fuerza la toalla en el pelo después de aclararlo.
Los mejores son los de cerdas naturales y dientes separados. Evita los de plástico, ya que encrespan. En lo posible, intenta prescindir de la plancha, pues daña las fibras capilares.
Los utilizaremos para sellar las cutículas, en combinación con mascarillas que aporten un extra de nutrición. Al menos una vez a la semana deberemos realizar esta sesión de saneado del pelo y dedicar tiempo a cuidarlo con productos que respeten su ciclo de crecimiento y reparen las puntas dañadas.
Aplica unas gotas en tu cuero cabelludo y deja actuar durante 15 minutos antes de lavarte el pelo. Otra opción es aplicar algo de loción en las puntas nada más terminar de lavarlo. También puedes dejarlo actuar toda la noche y lavarlo al día siguiente nada más despertarte.
El efecto es visible a los pocos usos. El pelo brillará con más fuerza y olerá mejor.
Mezclamos ¼ de taza de aceite de oliva con un huevo y aplicamos sobre el cabello.
Dejamos actuar media hora, lavamos con un champú adaptado a nuestro tipo de cabello (son recomendables los que contienen keratina) y terminamos con el acondicionador que más nos guste.
Para evitar el encrespamiento y aportar un extra de nutrición a nuestro cabello sirve también una de las mascarillas clásicas.
Mezclamos un poco de aceite de almendras con medio aguacate y aceite de oliva hasta obtener una pasta espesa que podamos distribuir bien por todo el pelo. Masajearemos también el cuero cabelludo para que penetre bien en las raíces. Dejamos actuar 20 min antes de lavarlo y aclararlo.
Su alto contenido en agua y aminoácidos aporta hidratación y nutre en profundidad. Te interesa si tienes el pelo rizado, porque también hace las veces de gelificante y te puede ayudar a mantener la forma y domar el frizz.
Se usa como mascarilla, sumergiendo las hojas del aloe vera durante al menos 24 horas en agua. Este paso eliminará la aloína, un componente que puede ser tóxico. Una vez realizado este paso, extrae la pulpa de las hojas de aloe, tritúrala con un poco de agua y aplica la mezcla sobre el pelo. Puedes combinarla con otros ingredientes kkcomo el aceite de oliva, el huevo o el aguacate.
Plena de vitaminas A, D, E y F, y perfecta para reestructurar el pelo muy dañado, nutrirlo y aportarle suavidad y facilidad de manejo. Se puede combinar con germen de trigo, con el que podemos eliminar la sequedad. Derrítela al baño maría, deja que temple y aplica sobre el cabello húmedo, de medios a puntas, una vez hayas terminado de lavarlo y aclararlo. Sirve también como mascarilla.