Darse un chapuzón en una piscina durante los calurosos meses de verano supone mejorar un día de altas temperaturas. Pocas sensaciones son mejores que bañarnos en agua fresca y secarnos al sol –con la pertinente protección–. Sin embargo, no debemos ni desobedecer las reglas habituales en las piscinas ni hacer oídos sordos a las recomendaciones de los podólogos, pues existen opciones de contagiarnos con algún tipo de hongo.
“Las altas temperaturas del verano, así como la humedad son caldo de cultivo para ciertos microorganismos que pueden causar afecciones a nuestros pies, como la verruga plantar o papiloma, muy fácil de adquirir en zonas húmedas, gimnasios o vestuarios”, explica el Colegio Oficial de Podólogos de la Región de Murcia.
Y claro está, en esas zonas húmedas cobran un gran protagonismo las piscinas, especialmente en verano, cuando las temperaturas son más elevadas.
Respecto a las infecciones más comunes, destacan especialmente tres:
Pies de atleta o Tinea Pedis. Aparición de hongos en las zonas del pie donde se acumula el sudor. De ahí que lo más habitual sea que surjan entre los dedos. Estos hongos provocan erupciones rojizas, picor, escozor e incluso descamación en la piel.
Papilomas o verrugas plantares. Infección en la piel del virus del papiloma humano. Es muy contagioso y provoca numerosas molestias cuando se camina e incluso un dolor agudo al apretarlo.
Hongos en las uñas (onicomicosis). Infección que afecta a las uñas de los dedos de los pies, provocando un crecimiento irregular e incluso afecciones en la piel.
Cómo evitar el contagio de hongos
Expuestos los principales trastornos que pueden surgir de una visita a la piscina si no se toman las medidas de higiene adecuadas, es necesario conocer algunas recomendaciones que pueden prevenir el contagio de hongos. A este respecto, el Colegio Oficial de Podólogos de Castilla-La Mancha ofrece cinco consejos:
Nunca hay que caminar descalzos. Siempre hay que llevar chanclas tanto en la ducha de la piscina como cuando se camina alrededor, puesto que “evitan posibles contagios de hongos y papilomas”. No obstante, los especialistas de este colegio de podólogos desaconsejan su uso continuado cuando se camina o se realiza deporte. “Las chancletas son un calzado con apenas sujeción y estabilidad, por lo que cuando las utilizamos de manera inadecuada para caminar en exceso, los dedos generan un sobreesfuerzo para poder agarrarse a la parte delantera del calzado, acentuando el desarrollo de patologías como dedos en garra, hallux valgus (juanetes), metatarsalgias, fascitis plantar, etc.”.
Tampoco se deben intercambiar ni el calzado ni las toallas con otras personas.
Después de tomar un baño, conviene secar los pies, especialmente la zona que se encuentra entre los dedos, ya que es en ella donde suelen comenzar las infecciones. “Opta en esta época por calzados que permitan la transpiración fabricados con materiales naturales para evitar humedad e irritaciones en la piel”, aconsejan los podólogos castellano manchegos.
Otra recomendación es limpiar y desinfectar a diario las chanclas que se han llevado a la piscina.
Finalmente, es aconsejable utilizar cremas para mejorar la hidratación de los pies.