No cabe duda de que las tendencias de moda marcan el vestuario de mucha gente cada temporada. Los fabricantes y vendedores lanzan sus propuestas y los consumidores tienden a adoptarlas, sean o no beneficiosas para su salud. Un buen ejemplo de ello es vestir con ropa apretada en todo momento. Puede suponer un riesgo para la salud, ya que no es, ni mucho menos, recomendable. Esto no quiere decir que se deba renunciar a llevar ciertas prendas, sino que se trata de no abusar de ellas, conocer las características de los materiales con los que están confeccionadas y saber cuál es el mejor momento para llevarlas.
Cuando hablamos del momento idóneo, no nos referimos al que dedicamos a comer y, posteriormente, a digerir los alimentos. Llevar un pantalón ajustado o un cinturón demasiado apretado puede dificultar el trabajo de los intestinos, lo que desembocará en reflujo, acidez y en una pesada digestión. Asimismo, si una persona tiende a padecer estreñimiento, debe olvidarse de este tipo de prendas durante las comidas.
Aunque pueda parecer exagerado, la ropa muy apretada tiene la capacidad de generar contracturas. Cuando se utilizan prendas como los sujetadores, las camisas o las blusas están muy ceñidas, el cuerpo no se mueve del mismo modo y toma posiciones a las que no está acostumbrado. Eso desemboca en dolores que no llegamos a entender pero que tienen un origen claro. Del mismo modo, incluso los pantalones ceñidos pueden llegar a aprisionar algún nervio que afecte a la columna vertebral.
Esas mismas prendas que oprimen el pecho pueden dificultar la respiración, especialmente si aprietan el diafragma. De ese modo, los pulmones no se ensanchan y no se realizan respiraciones profundas, lo que conduce a no oxigenarse lo suficiente. Por lo tanto, si no expulsamos todo el dióxido de carbono, se acelera el envejecimiento celular. Que el oxígeno llegue a todas las partes del organismo es muy importante, ya que es clave para su buen funcionamiento. Por ejemplo, si no oxigenamos bien el cerebro, tenderemos a perder la concentración y a no ser capaces de memorizar con facilidad.
Es evidente que uno de los riesgos para la salud de llevar ropa apretada tiene que ver con el sistema circulatorio. Si una prenda nos oprime, la sangre no se moverá con la misma fluidez. Por lo tanto, no es de extrañar que las personas que acostumbran a vestir pantalones muy ceñidos sean más propensas a la aparición de varices.
Otro problema que puede surgir, especialmente si los materiales de la prenda no son los adecuados, es que la piel sufra irritaciones o sequedad. El roce constante y la retención del sudor originarán dermatitis o algún otro problema relacionado con la piel. Asimismo, también ayudan a la aparición de la temida celulitis.
Finalmente, tanto si la ropa interior es demasiado estrecha, como si los pantalones resultan muy ajustados, corremos el riesgo de padecer algún trastorno relacionado con el sistema urogenital. En este sentido, uno de los riesgos más habituales para las mujeres es que tengan infecciones de orina (cistitis), ya que aumenta el calor y la humedad, lo que da lugar a hongos.