Este oso que juega feliz en la naturaleza es Qizai, el único panda marrón y blanco del mundo. Fue rechazado por su madre cuando tenía solo dos meses. Los cuidadores de la Reserva Natural Nacional Foping, en la provincia de Shaanxi, China, le encontraron, y ahora disfruta de una vida plena con otros pandas gigantes. Pero este jovencito que causa tanta sensación por sus atípicos colores tiene una misión en el parque: la de revivir su especie.
Los pandas están en serio peligro de extinción. Sus poblaciones en libertad sobreviven gracias a los boques de bambú de las provincias chinas de Sichuan, Shaanxi y Gansu, en la zona oriental del país.
Actualmente, su cifra ha aumentado, pero su recuperación no es nada fácil. Primero, por la pérdida de hábitat. Y, en segundo lugar, porque se reproducen cada mucho tiempo.
Qizai es afortunado. Fue abandonado muy joven y se enfrentó durante un tiempo a otros pandas que lo acechaban en las montañas Qingling, en China central. Su madre no era como él, sino blanca y negra, como el resto de osos panda. Cuando los expertos de la reserva Foping lo encontraron no daban crédito a su aspecto. Ahora que ha alcanzado la madurez suficiente (acaba de cumplir los 9 años), el objetivo es claro: quieren cruzarle con la hembra Zhu Zhu para buscar descendencia con sus colores.
Qizai pesa casi 100 kilos y come alrededor de 20 kg de bambú cada día. En la reserva se relaciona con el resto de pandas sin problemas.