A la desgracia del coronavirus en Estados Unidos, el país donde más rápido crecen los casos, se está uniendo otra que no se esperaba hasta dentro de un mes: los tornados. Normalmente la temporada empieza en mayo, según el centro de predicción NOAA, pero este año se ha adelantado y el fin de semana se ha cobrado ya decenas de víctimas en varios estados y ha arrasado medio millón de casas. Lo que en condiciones normales sería una tragedia, durante el confinamiento lo es doblemente porque será además un problema para evadir el contagio.
Los postes de la luz, los árboles, los tejados… Cuando un tornado pasa por un condado de Estados Unidos, el resultado es devastación allá donde mires. Los servicios de emergencia no han dado abasto desde la tarde del domingo. La electricidad dejó de funcionar en localidades de ocho estados y varias personas se encontraban desaparecidas.
Las autoridades de algunos estados declararon la emergencia en cuanto la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) alertó de la gestación de un tornado, como hizo el gobernador de Mississippi, Tate Reeves, que lamentó que la tarde del domingo de Pascua fuera a transcurrir así.
Actualmente, las regiones desde el norte de Florida hasta el sur de Nueva Inglaterra no están a salvo, ya que el servicio de vigilancia mantiene activado lo que se conoce como'‘tornado watch', que implica que se cumplen las características atmosféricas para la formación de nuevos tornados.
No se descarta en ninguna de las zonas delineadas en rojo que puedan darse además granizo, ráfagas de viento dañinas e inundaciones repentinas. También en Hawái se advierte de posibles inundaciones.
Prevenir con tiempo de los tornados supone un reto para el Servicio Meteorológico Nacional, que pide ayuda ciudadana para documentar su ocurrencia y así tener más información para la predicción. Por lo que hasta nuevo aviso lo que se recomienda es permanecer en casa en todo caso, en el piso más bajo posible, como un garaje, y no salir bajo ningún concepto.
Además del daño evidente, estos tornados complican el confinamiento a las personas que han perdido sus hogares, e imposibilita el distanciamiento social a los trabajadores de los servicios de emergencias. Por ello, los servicios de emergencias como el de Luisiana buscan edificios donde realojar a los afectados, y se están movilizando los recursos necesarios para evitar nuevos destrozos.