Los pronosticadores de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense) han detectado un 45% de probabilidad de tormenta geomagnética de clase G1 a G2 el lunes, 27 de septiembre. Estos fenómenos se producen en la Tierra como resultado de varias eyecciones de masa coronal solar (CME) y vientos solares desatados de un "agujero" que se ha abierto en la corona del sol.
Si vives en latitudes muy altas, esta noche será el momento perfecto para permanecer en vela, cámara en mano. La consecuencia más predecible de estas tormentas geomagnéticas son las brillantes auroras boreales que se encienden en zonas de Canadá, de Noruega o de Rusia, entre otras, que hoy podrán ser visibles más al sur: “La aurora podría verse tan baja como Nueva York a Wisconsin o al estado de Washington", escribió la NOAA en su alerta.
La tormenta alcanzará un nivel máximo G2, relativamente leve en la escala de tormentas solares de cinco niveles, en la que G5 es la más fuerte.
“Las eyecciones de masa coronal (CME) pueden causar tormentas geomagnéticas en la Tierra e inducir corrientes adicionales en el suelo que pueden degradar las operaciones de la red eléctrica”, describe la NOAA. En latitudes elevadas, esta tormenta prevista puede provocar fluctuaciones en la red eléctrica, en sistemas de radionavegación (GPS y GNSS) y en señales de radio de alta frecuencia, sin consecuencias para el resto del planeta.
El viento solar fluye continuamente hacia afuera desde el Sol y se compone principalmente de protones y electrones en un estado conocido como plasma. El campo magnético solar está incrustado en el plasma y fluye hacia afuera con el viento solar.
Las diferentes regiones del Sol producen viento solar de diferentes velocidades y densidades. Los agujeros coronales producen viento solar de alta velocidad, que van de 500 a 800 kilómetros por segundo.
El principal riesgo de las CME y erupciones solares es, hoy en día, la dependencia de internet en la Tierra. Si se produjera una importante tormenta solar como las que se registraron en 1859 y 1921 (muy atípicas), podría causar un apagón de internet que se prolongaría incluso meses, como constató hace poco una investigación presentada en la conferencia de comunicación de datos SIGCOMM 2021.