Entre los días 9 y 11 de diciembre están en vigor los “avisos de tormenta geomagnética” de la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense). Esto se da porque el día 7 se produjo lo que se conoce por CME, siglas de lo que se traduciría como “eyección de masa coronal”. Es decir, una especie de nube gigantesca de plasma solar que expulsa el Sol durante una ‘erupción’. Es como si un volcán disparase hacia la Tierra y tardase 24 horas en hacerse notar. Entre las consecuencias que acarrea: auroras boreales espectaculares.
En estos momentos hay una CME viajando hacia la Tierra, y los expertos prevén que conecte con la magnetosfera de la Tierra entre el miércoles y el viernes. Los niveles de tormenta geomagnética que puede desencadenar en nuestro planeta se miden por los parámetros G1, G2 y G3, siendo el último una probabilidad “fuertes” tormentas geomagnéticas.
Un nivel G3 de aviso está vigente para el 10 de diciembre. Es entonces cuando podemos esperar auroras boreales más impresionantes, que podrían incluso verse en zonas de Europa en latitudes más bajas de los frecuentes países escandinavos. Por ejemplo, en el norte de Reino Unido o de Polonia.
Lo que ocurre durante una eyección de masa coronal es que el Sol expulsa al espacio plasma y campo magnético (miles de millones de toneladas). Este material viaja desde unos 250 kilómetros por segundo hasta cerca de 3000 km/s, explica la NOAA. A veces llega en 15 horas a la Tierra, y otras le lleva un día, como ocurrirá esta semana.
Una de las capas que protegen la superficie de la Tierra es la magnetosfera. En circunstancias normales, estamos blindados contra el viento solar por la magnetosfera, pero cuando este se intensifica y transporta mucha energía tras una tormenta solar, puede alterar el campo magnético de la Tierra. Se produce una tormenta geomagnética.
*Modelo de predicción de viento solar WSA-ENLIL / NOAA
Como decimos, un efecto bastante evidente son las auroras boreales, más intensas de lo normal durante estas tormentas geomagnéticas. Pero, además de esto, pueden traer problemas a los sistemas globales de navegación y posicionamiento por satélite (GNSS). Es decir, lo satélites que orbitan la Tierra y nuestros GPS podrían verse interferidos.
Asimismo, explica la NOAA, “las señales de radio se propagan a la velocidad de la luz, pero en presencia de plasma en la ionosfera, las señales se ven afectadas”. Por tanto, las telecomunicaciones también se alteran durante algunas tormentas geomagnéticas, desde radio hasta internet o la televisión, incluso no se descarta del todo el apagón.