Una tormenta solar es una eyección de miles de millones de partículas en forma de llamaradas que pueden, según sea su fuerza, alcanzar la atmósfera de la Tierra. Dicho así, asusta un poco, pero no tienen efectos sobre los seres humanos, sino sobre nuestro campo geomagnético y, por lo tanto, nuestro sistema general de comunicaciones.
En el año 1859 se registró la mayor tormenta solar de nuestra historia, conocida como el evento Carrington, cuando el Sol desató una actividad muy superior a la normal. ¿Qué pasó entonces? Pues que, además de crear espectaculares efectos ópticos como auroras boreales que se veían hasta en Colombia, la llamarada Carrington cortocircuitó los cables de telégrafo de Europa y Norteamérica, dejando a los continentes incomunicados en el interior y hacia el exterior.
Ahora, en la era de la tecnología, si volviera a registrarse una tormenta solar similar a ésta, las consecuencias serían mucho más notorias, al disponer de muchos más dispositivos. Por eso (o esa es la información que tenemos) Barack Obama quiere llevar a cabo un plan que palie lo que ocurriría con una nueva gran llamarada. En concreto, nos pasaría esto:
-No tendríamos suministro de agua en nuestra casas
-No funcionarían los GPS (ni de los coches, ni los de los móviles, ni de ningún tipo)
-Los teléfonos móviles, las luces y los ordenadores se apagarían durante días, o meses, o incluso años.
-Afectaría a nuestros transportes, así como al sistema aéreo y, por supuesto, a los satélites que hemos llevado al espacio exterior
- Se alterarían las operaciones militares
Por lo que sabemos, el Sol se encuentra cerca de entrar en su fase de mínima actividad. La NASA prevé que, para el año 2020, comenzará su particular ‘Edad del Hielo’ rotatoria, es decir, que las manchas solares y las llamaradas serán prácticamente inexistentes en la superficie solar. Sin embrago, el presidente de los Estados Unidos ha preferido comenzar a desarrollar un plan de precaución para evitar un desastre imprevisible. Tan imprevisible como lo es nuestro propio universo.