No es un rayo ni tampoco una nave alienígena, aunque cabría pensar en cualquiera de esas opciones. El cielo de Hawái se iluminó en 2017 con un curioso ‘sprite’ rojo y un chorro azul, dos fenómenos muy inusuales –más aun combinados– que el observatorio Gemini de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF, por sus siglas en inglés) pudo captar. Las imágenes acaban de ver la luz por primera vez.
La foto ha sido publicada el 24 de febrero, y es cortesía de una "cámara de nubes" en el telescopio Gemini North, parte del Observatorio Internacional Gemini ubicado en Maunakea, Hawái.
Los sprite rojos también son conocidos por sprite relámpago, en parte por su fugacidad y en parte porque se asimilan a los relámpagos luminosos a los que estamos más acostumbrados. Son descargas eléctricas que se producen en la atmósfera superior, por encima de las tormentas eléctricas, de ahí que aparezca más alto que la nube en la imagen.
Los chorros azules, aunque diferentes en el color, son muy parecidos a los sprite rojos. También ocurren en la atmósfera superior, por encima de las tormentas, y su destello azul puede tener longitud kilométrica a unos 18 km de altitud, según descubrió recientemente la ESA (Agencia Espacial Europea). Se disparan desde la parte superior de la plataforma de nubes y se dirigen hacia el espacio, en lugar de hacia la Tierra.
Ambos fenómenos son muy difíciles de fotografiar porque son muy efímeros, duran tan solo una fracción de segundo, y por su rara trayectoria. Tan solo desde una altitud como la del telescopio Gemini North, de unos 4200 metros, puede conseguir una imagen así.
Los astronautas rara vez han conseguido fotografiar estos fenómenos desde el espacio. En 2015 lo hizo Andreas Mogensen, que captó en vídeo un chorro azul desde la Estación Espacial Internacional cuando sobrevolaba la Bahía de Bengala.
Más recientemente, en enero de 2021, se ha publicado un informe en la revista científica 'Nature' sobre la observación del inicio de un chorro azul en la estratosfera, en este caso cerca de la isla de Naru en el Océano Pacífico.
El objetivo de estas observaciones es comprender la relación atmósfera-espacio, y averiguar si puede influir en la concentración de gases de efecto invernadero en la Tierra.
Para ello los científicos cuentan desde hace pocos años con el Monitor de Interacciones Atmósfera-Espacio (ASIM, por sus siglas en inglés), el 'cazador' de tormentas eléctricas capaz de detectar eventos luminosos transitorios y destellos de rayos gamma terrestres.