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Madrid se prepara contrarreloj para la Cumbre del Clima. Este encuentro internacional de jefes de Estado y de Gobierno incluye citas primordiales para la puesta en marcha de medidas reales y urgentes para preservar el planeta. La 25ª conferencia de las partes (COP25) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático será, además, el marco en el que se llevará a cabo la 15ª reunión del Protocolo de Kioto (CMP15) y la segunda de las partes del Acuerdo de París (CMA2), junto a varios encuentros de órganos de asesoramiento científico y tecnológico. De las negociaciones a puerta cerrada saldrán las propuestas que deberán incorporar los casi 200 países adheridos a la convención.
El anuncio del proceso de salida de Estados Unidos del Acuerdo de París Sobre el Clima a un mes de la celebración de la COP25 era esperada y son muchos los que por ahora no cuentan con la administración de Donald Trump en esta batalla contrarreloj. No obstante, resultará mucho más complicado alcanzar los objetivos de estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera sin la implicación activa y responsable de la primera potencia industrial y comercial del mundo y la segunda más contaminante.
Con o sin EE UU en la mesa de las negociaciones, esta asamblea sigue adelante con su calendario de actividades, sesiones, reuniones a puerta cerrada, conferencias, debates y actos reivindicativos en la calle. Empresarios, científicos, abogados, expertos, representantes de instituciones, ONG’s y gobiernos de todo el mundo, además de los principales activistas como Greta Thunberg se darán cita durante dos semanas en la capital para discutir y asumir compromisos para contener la crisis climática.
El primer gran desafío es mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales y proseguir con los esfuerzos por limitarla a 1,5, tal y como recomienda el Informe Científico del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), porque se reducirían considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.
Clave en este cambio de modelo social es la aceleración del uso de energías renovables y la transformación de grandes industrias energéticas convencionales como la siderúrgica, petrolera, química y de la tecnología de la información, entre otras. Reducir el uso de combustibles fósiles, principal causa de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, será uno de los mayores retos de la humanidad.
Es la propia naturaleza la mejor aliada del hombre en la batalla contra el cambio climático y debe ser una constante en todos los planes establecidos porque puede revertir un tercio de las emisiones que se necesitan deducir antes del año 2030. Estas acciones que protegen y restauran ecosistemas naturales y los gestionan de una manera sostenible deberán preservar el bienestar humano y beneficiar a la amenazada biodiversidad. La reforestación, prácticas agrícolas más sostenibles, restaurar turberas, zonas urbanas verdes, preservar arrecifes, manglares, humedales y dunas, generar jardines verticales, pavimentos permeables, humedales artificiales… son algunas de las soluciones rápidas, económicas y saludables que deberán implementarse durante esta cumbre.
Según las previsiones, en 2050 la población urbana mundial se habrá duplicado, por lo que es decisivo que los responsables locales y municipales se comprometan a la sostenibilidad de las grandes ciudades, mediante la planificación medioambiental integrada, que procure a sus habitantes un lugar en el que desarrollarse de manera saludable y con calidad de vida. Ya son más de 94 las que se han unido a la red C40 Cities (más de 700 millones de ciudadanos), una iniciativa de megaciudades comprometidas con el abordaje del cambio climático, en la que colaboran y comparten conocimientos y acciones significativas. Pero existen muchas más como el Pacto de los Alcaldes, principal movimiento europeo en el que participan autoridades locales y regionales que han asumido el compromiso voluntario de mejorar la eficiencia energética.
Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente con el clima y las bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, se estimulará la movilización de fuentes de financiación públicas y privadas para impulsar la descarbonización de todos los sectores prioritarios.
Asimismo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo recuerda que para erradicar la pobreza y la desigualdad es fundamental encarar la doble amenaza del cambio climático y los desastres invirtiendo en la reducción de estos fenómenos y la posterior recuperación de esas sociedades que sufren las consecuencias con frecuentes inundaciones, desertización de los suelos, contaminación del aire…