En 2014, un equipo de televisión sobrevolaba la península de Yamal, en el Ártico ruso, cuando observó un agujero imponente en la tierra. Se calcula que tiene una profundidad de unos 50 metros, que ha alcanzado después de pronunciarse más este 2020 con un episodio de calor de récord. Es, de hecho, la segunda ‘puerta al infierno’ que se registra en Siberia.
Un grupo de científicos se dirigió a la zona del cráter recientemente, según relata el diario ‘The Siberian Times’. Después de explorarlo, ha concluido que el agujero se generó en un primer momento por una explosión de metano, retenido en el permafrost descongelado bajo la superficie.
La península de Yamal se compone en buena medida de suelo de permafrost, que lleva decenas de miles de años congelado. Con las olas de calor, cada vez más frecuentes en Siberia, estos suelos de hielo están revelando secretos de eras pasadas, dejando a la vista fósiles de mamuts y leones cavernarios, entre otros.
El 'cráter', que los expertos llaman hidrolacolitos o bulgunnyakhs es el número 17, aunque es uno de los más grandes que los que han aparecido en los últimos años por la fusión del permafrost. Por delante se encuentra el cráter de Batagaika, con un kilómetro de largo, 800 metros de ancho y unos 100 metros de profundidad.
El profesor Vasily Bogoyavlensky, del Instituto Ruso de Investigación de Petróleo y Gas en Moscú, le dijo al equipo del canal Vesti Yamal TV: “Este objeto es único. Contiene mucha información científica adicional, que aún no estoy listo para divulgar”, recoge ‘The Siberian Times’.
“Los cráteres aparecen porque se forman cavidades saturadas de gas en el permafrost”, recalcaba. “Se trata de un espacio vacío lleno de gas a alta presión”, explica.
La preocupación es lo que puede pasar de aquí a un tiempo. Si estas acumulaciones se dieran bajo plantas de producción o zonas residenciales, por ejemplo, el resultado sería un desastre ecológico mayor y probablemente pérdidas humanas.