Siberia este 2020 no parece Siberia. Ha llegado a hacer más de 30ºC en mayo y en la montaña el amarillo de la vegetación seca destaca sobre la poca nieve que ha caído. La tundra es una bomba de relojería. El verano pasado los incendios fueron trágicos en Rusia, pero este año apunta maneras para ser el peor en la historia con mucha diferencia. Primero, porque el calor es más intenso y ha empezado antes. Y segundo, porque al riesgo existente hay que sumar las brasas supervivientes bajo la nieve: los incendios zombi.
Nunca se había registrado una anomalía de entre 3 y 6ºC durante tanto tiempo –más de 5 meses– en ningún lugar del mundo. Rusia inauguró el 2020 por todo lo alto, con temperaturas por encima de los 0ºC de media que no tienen nada que ver con lo normal para enero en el país. La anomalía del mes fue la siguiente, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En el conjunto de los cuatro primeros meses del 2020, de enero a abril, la anomalía es incluso más acentuada, como ilustra el siguiente mapa de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica).
En julio de 2019 las imágenes que llegaban de Siberia eran infernales. A lo largo del mes ardieron 2,6 millones de hectáreas en el norte de Krasnoyarsk Krai, la República Sakha y Zabaykalsky Krai, zonas difícilmente accesibles que los bomberos adivinaban desde el aire bajo las llamas y el humo. Al final del verano la superficie quemada equivalía al tamaño de Dinamarca. El calor, las tormentas secas y el viento se encargaron de incendiar estas regiones, y probablemente contribuyera la quema de escombros por parte de algún residente, como ocurre cada año.
Este año se teme lo peor. Si bien los cientos de focos activos del año pasado podrían multiplicarse, hay que sumar además los bautizados incendios zombi que han estado activos invisibles a todos. Hasta ahora.
La nieve empieza a derretirse y los forestales se temen que, bajo ella, las brasas han seguido activas desde los incendios del año pasado. Cuando la vegetación se seque del todo, sople viento y el calor siga apretando, no harán falta grandes fenómenos para que se desate el desastre otra vez.
Hay que tener en cuenta, además, que estamos hablando de una región que forma parte del Círculo Polar Ártico, lo cual implica que la pérdida de hielo, como el calor, también se ha adelantado. Normalmente, la temporada de deshielo empieza en junio.