La Nasa ha advertido en el sudeste asiático un cambio de aspecto bastante evidente, el del río Mekong. Es el más largo de la región con alrededor de 4.000 kilómetros de cauce, baña a más de cinco países y de él dependen muchísimas personas, principalmente los pescadores. El contraste entre el antes y el después, con un vuelvo evidente de su color de marrón a verde, tiene inquietos a expertos y residentes, y su explicación resulta poco alentadora.
El río Mekong es el más grande del sudeste asiático y abarca más de seis países. Fluye a través de los cañones empinados de China, conocida como la cuenca superior, a través de los países de la cuenca baja Myanmar, Laos, Tailandia y Camboya, antes de pasar por un delta expansivo en Vietnam y vaciarse en el mar del sur de China. Por su gran dimensión, se convierte en un río de vital importancia para más de 60 millones de personas que lo utilizan como fuente de peces y como método de transporte de sedimentos a través de la región, que le dan un aspecto marrón a su caudal.
Sin embargo, desde noviembre de 2019, el río ha ido modificando su apariencia radicalmente. Se observó primero en Tailandia, y al poco tiempo los demás países de la cuenca del Mekong confirmaron que no era un caso aislado.
Las imágenes capturadas por la NASA y el satélite Landsat 8 del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) ponen de relieve cómo el agua ha ido cambiando de aspecto en cuestión de meses. En 2015, última vez que el satélite captó la totalidad de su cauce, los sedimentos se alargaban entre las dimensiones del río para pintarlos de su característico color marrón.
Sin embargo, las instantáneas tomadas en 2020 presentan un paisaje totalmente diferente. El agua ha cambiado su tono ocre por un verde vegetal muy poco usual. ¿A qué se debe este cambio de color?
Según la Comisión del Río Mekong (MRC), el proceso responde a una cuestión meteorológica. En los últimos meses, la acumulación de precipitaciones en el Bajo Mekong fueron entre un 20 y 30% más bajas de lo normal para la época. La escasez de agua, unido a las construcciones de presas cerca, están haciendo que los flujos naturales del río se desvíen y se reduzcan.
Como es lógico, la desviación y la falta de agua, han producido que los caudales de los ríos sean mucho más lentos y poco profundos. Debido a esto, los sedimentos finos -que suelen dejar el agua marrón- se han caído, aclarando el agua y favoreciendo el crecimiento de algas. En condiciones normales, esta proliferación sería frenada la corriente, pero la sequía y el empeoramiento del terreno han dado banda ancha a su expansión a lo largo del Mekong, ahora verde.
Como era de esperar, las personas que dependen del río se están encontrando así con gran dificultad para abastecerse, ya que la alta concentración de algas ha estado obstruyendo las redes de pesca.