‘Kipuka.’ Es un nuevo término que la vulcanología ha trasladado al lenguaje de la calle. Los ‘kipuka’ no son más que terrenos que la lava del volcán de La Palma deja intactos en su trayectoria la mar. Son como islas de terreno que se salvan en mitad de la destrucción total.
Los ‘kipuka’ son muy interesantes desde el punto de vista científico, ya que son terrenos que se salvan de ser arrasados por la lava de un volcán y pequeñas islas para la biodiversidad. El término ‘kipuka’ viene del hawaiano y significa cambio de forma.
Los bosques que se forman dentro de los ‘kipuka’ sirven como refugios para especies de plantas y animales. Es decir, protegen a las especies nativas de las invasoras porque quedan rodeados de un terreno accidentado inaccesible para la nueva fauna y flora.
Pero también debido a su aislamiento, estas islas fomentan la formación de especies nuevas y distintas. Una vez que se forma un kipuka, las plantas y los animales que no pueden viajar largas distancias por sí mismos quedan atrapados. Los organismos aislados en su interior con el tiempo y sin una población más grande con la que reproducirse, diferentes genes pueden volverse dominantes. Los organismos pueden evolucionar significativamente, posiblemente en especies completamente nuevas.
Uno de los primeros kipuka que vimos en la erupción del volcán de La Palma acaparó muchas noticias por lo impactante de la imagen. En ella se veía una vivienda en una zona alta de terreno que la lengua de lava y fuego no alcanzó. Sin embargo, posteriormente y debido a la mayor cantidad de lava, la casa si despareció bajo un manto de magma. Sin embargo, ha habido varias casas milagro en La Palma.
Los ‘kipuka’ se están repitiendo en la nueva orografía de la isla de La Palma. No obstante, la lava arrasa con todo. Ya ha afectado a 525 hectáreas de terreno, 132 son de cultivo, y 1.280 construcciones.
Este fin de semana, la lava de Cumbre Vieja ha terminado arrasando las pocas viviendas que se habían salvado en el pueblo de Todoque. Además amenaza a los vecinos de La Laguna, que se habían librado hasta ahora de la fiereza del volcán de La Palma.
Los vecinos de La Laguna siguen en sus casas, aunque saben que en cualquier momento podrían tener que dejarlas –si la lava se ensancha-.