Reducir nuestra huella de carbono es sin duda un objetivo prioritario en la agenda internacional, en un contexto de preocupación creciente por el cambio climático y el calentamiento global. Se trata de un indicador ambiental que intenta reflejar la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto, y en este marco se mueve precisamente la apuesta por las energías renovables, mucho más respetuosas con el medio ambiente y con menor impacto en cuanto a la emisión de estos gases. Una de ellas, quizás más desconocida que el resto, es el hidrógeno verde. ¿Qué es el hidrógeno verde y cómo puede cambiar el panorama del consumo energético en nuestro Planeta?
Tal y como recuerda Iberdrola, uno de los objetivos prioritarios del sector energético es su descarbonización, o lo que es lo mismo, una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero a través de la construcción de una sociedad de 'cero carbono' y economía de energía renovable. Ello pasa por eliminar el consumo de combustibles fósiles que tienen carbono en su estructura molecular, como la leña, el carbón, el petróleo o el gas.
Como alternativa, una apuesta es el uso de la energía nuclear, aunque ésta entraña el riesgo de que ocurra una liberación de material radiactivo, poniendo en riesgo la salud del Planeta. La apuesta más clara es la de las energías renovables y, entre ellas, de un tiempo a esta parte se habla cada vez más del llamado hidrógeno verde.
La tecnología del hidrógeno verde consiste en la generación de hidrógeno (un combustible "universal, ligero y muy reactivo") a través del proceso químico de electrólisis. Consiste en utilizar la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua. Si utilizamos en este proceso eléctrica procedente De Fuentes renovables, estaremos produciendo energía sin emitir dióxido de carbono alguno.
Así, la expresión 'hidrógeno verde' responde a una nueva forma de producir este combustible sin que se generen gases de efecto invernadero en el proceso. Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), si utilizáramos este método para producir hidrógeno, le estaríamos ahorrando a la atmósfera los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.
Sin embargo, existen algunos puntos que siguen generando duda. El primero de ellos es que, para producir un hidrógeno absolutamente verde durante un año, sería necesario hacer uso de una cantidad de electricidad procedente de renovables que equivale aproximadamente a la demanda eléctrica anual en Europa. De otro lado, la producción de hidrógeno verde es cara, aunque, tal y como recuerda Iberdrola, estas "dudas razonables" se disiparán "conforme avance la descarbonización del planeta y, en consecuencia, se abarate la generación de energía renovable".
La energética también asegura que "la descarbonización de la economía mundial, un proceso inaplazable, le otorgará más protagonismo y, si su producción se abarata un 50 por ciento para 2030 tal y como vaticina el Consejo Mundial del Hidrógeno, estaremos sin duda ante uno de los combustibles del futuro".