Artemis, el programa de la NASA para volver a la Luna con la Starship de Elon Musk
La nave de Space X será el módulo en el que los astronautas desciendan a la superficie lunar
El viaje hasta la Luna lo harán en una nave Orion de la NASA impulsada por el cohete SLS
La idea es que los astronautas hagan trasbordo en la estación Gateway que se planea construir en la órbita lunar
El próximo astronauta que pise la superficie de la Luna lo hará descendiendo de una nave espacial que parece sacada más de un 'pulp fiction' de los años 50 que de una película del ciencia ficción del siglo XXI.
La Starship de Space X, que ha sido seleccionada por la NASA como módulo de descenso lunar para su programa Artemis, nació como una excentricidad de Elon Musk. Era su proyecto para llevar a la humanidad a Marte y muy pocos creyeron que pudiera convertirse en una realidad.
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Sin embargo, esta enorme nave plateada con forma de cohete de Flash Gordon, se ha convertido desde este viernes en el vehículo oficial que la NASA ha elegido para llevar a la primera mujer, y al primer afroamericano, sobre la superficie de la Luna.
Pero el programa Artemis va más allá de la nave de Elon Musk, el proyecto implica varios ingenios espaciales que aún están en desarrollo, y el camino que aún queda por andar para volver a dejar la huella de una bota en la Luna es largo y complicado.
Otro gran paso para la humanidad a partir de 2024
Artemis nació al amparo de la administración Trump con una fecha límite. Los humanos tendrían que volver a pisar la Luna en 2024. El calendario a día de hoy no está tan claro. Los plazos están en revisión y hay escollos importantes que salvar aún, tanto en el plano técnico como en el económico.
El presupuesto que el Congreso de Estados Unidos le ha concedido al proyecto para este año se ha quedado en 850 millones de dólares, muy por debajo de los 3.300 millones anuales que la NASA considera necesarios para cumplir con el calendario previsto.
Esta rebaja en el presupuesto podría estar detrás de la decisión de apostar por Space X para la fabricación del modulo de descenso lunar por delante de las otras dos opciones que había disponibles, pero que eran bastante más caras. También de que la apuesta por la nave de Musk haya sido única: jugársela a una carta y que salga bien.
El proyecto de Elon Musk era el más barato, y con diferencia. Además, se trata de una iniciativa privada casi en su totalidad. Space X ha podido financiar la construcción, prueba, y por el momento destrucción, de más de una docena de prototipos de la Starship por su cuenta y riesgo, en gran parte gracias al éxito de su cohete Falcon 9 reutilizable, que le ha permitido abaratar los costes de enviar cargas al espacio de forma más que considerable.
En liza por el contrato había dos modelos más: la propuesta de Blue Origin, auspiciada por el magnate y fundados de Amazon Jeff Bezos y que había aglutinado a varias de las empresas aeroespaciales más grandes y más prestigiosas de Estados Unidos: Lockheed Martin, Northrop Grumman y Draper.
El de Blue Origin era un diseño en tres módulos, bastante complicado y costoso, algo que ha podido dejarle fuera de la carrera por la nave de alunizaje.
El tercero en discordia era Dynetics, un contratista de defensa que contaba, según algunos analistas, con el proyecto más sólido, pero también más caro que el de Elon Musk.
Finalmente, los 2.900 millones del contrato se los ha llevado la propuesta de Elon Musk. Su Starship será la que alunice con dos astronautas a bordo. No serán tres como en las misiones Apolo, y serán una mujer y un afroamericano. La NASA también quiere hacer historia en este aspecto y esa decisión también está tomada.
El contrato es para dos viajes. Uno de una Starship vacía, para comprobar que todo funciona bien, y otro tripulado que llevará a los dos astronautas a la superficie lunar en una misión de diez días.
De la Tierra a la Luna en la Orion y alunizaje en la Starship
Pero eso es sólo el final del viaje. La nueva carrera espacial a la Luna implica otros muchos elementos además de la nave de aspecto 'pulp' de Elon Musk. El viaje hasta la Luna no está previsto que se haga en le Starship. Para ese viaje la NASA tiene su propia nave, la Orion, y su propio cohete, el SLS. Ambos están probándose para el viaje y ambos acumulan retrasos.
El plan del proyecto Artemis es que los astronautas sean lanzados al espacio en una nave Orion impulsada por el cohete SLS. El concepto es muy similar al de las misiones Apolo lanzadas con el potente cohete Saturno V. El SLS es el mayor y más potente cohete de la NASA pero utiliza una tecnología convencional, o lo que es lo mismo, no es reutilizable.
De la Tierra a la Luna los astronautas viajarían en la Orion y la travesía, antes de alunizar, tendrá una parada intermedia. Artemis también contempla la construcción de una estación espacial al estilo de la ISS en la órbita de la Luna que sirva de estación de paso, para el abastecimiento de provisiones y combustible y como lugar de trasbordo de la nave Orion a la Starship.
El viaje de la Starship hasta allí lo haría por sus propios medios. Se lanzaría desde la Tierra sobre un cohete Super Heavy de Space X reutilizable, se abastecería de combustible en órbita y viajaría hasta la estación Gateway. Allí esperaría a los astronautas para llevarlos de la órbita de Luna a la superficie de nuestro satélite y tras su misión, devolverlos a la órbita para que hagan el trasbordo de nuevo a la Orion que los devolverá a casa.
Objetivo final: Marte
El programa Artemis va más allá de la conquista lunar. El plan a largo plazo es mucho más ambicioso. Ya no se trata sólo de llegar. Ahora la idea es quedarse. Para ello la elección de la Starship es una buena opción ya que su capacidad de carga para llevar astronautas y materiales a la superficie de la Luna es enorme. Puede transportar una tripulación completa y hasta cien toneladas de suministros en cada viaje.
Una vez instalados en la Luna. Tanto en la órbita como en la superficie, los planes son empezar a probar las tecnologías y los procedimientos que, en un futuro, permitan a la humanidad llegar a Marte. Tanto el diseño de habitats, como la viabilidad de las naves, o lo que es quizá más importante de todo, la capacidad de los astronautas para soportar un viaje de esa envergadura tanto a nivel físico como psicológico.
La NASA quiere llegar a Marte en la década de 2030. Todas las previsiones dicen que se va a tardar bastante más. Pero el plan existe y está en marcha. De momento ya tienen nave para alunizar, si Space X logra que la Starship aterrice sin explotar.