La Universidad de Harvard llevará a cabo un experimento este verano para intentar frenar el cambio climático: bloquear la luz del sol. Para ello, lanzarán unos globos a la estratosfera que rociarán partículas de carbonato de calcio sobre Europa. Es el primer proyecto de geoingeniería solar que se realiza en el mundo.
En un enorme tubo de vidrio del laboratorio de la universidad, los científicos que preparan el proyecto han creado una estratosfera en miniatura. En él, desde hace unos años, se prueban los productos químicos que dentro de meses se pulverizarán por la estratosfera real.
Entre los científicos que impulsan el proyecto nombrado ‘SCoPEx’ está Frank Keutsch, doctor en Química. Junto con su equipo, lo que planea hacer este 2021 es evaluar si el funcionamiento del globo que se lanzará funciona como es debido en la estratosfera, a una temperatura por debajo de los -50 ºC y una presión bajísima. Si todo sale bien, el próximo experimento se centrará en esparcir partículas para disipar la luz solar.
El globo será lanzado desde el Centro Espacial Esrange en Kiruna, Suecia, y administrado por la Corporación Espacial Sueca (SSC).
Las grandes erupciones volcánicas pueden provocar cambios drásticos en la temperatura de la Tierra. En 1815, el volcán Tambora de Indonesia disparó al cielo tal cantidad de dióxido de azufre y cenizas que durante dos días se hizo la noche hasta unos 600 kilómetros de distancia del volcán. El año siguiente se recuerda como el año sin verano, recuerda una publicación de El País.
Con el tiempo, si los experimentos van saliendo bien, en un futuro los químicos que participan en el proyecto ‘SCoPEx’ podrían liberar en la estratosfera ácido sulfúrico -subproducto del dióxido de azufre de los volcanes-. En las primeras pruebas, no obstante, el plan es esparcir carbonato de calcio, un polvo mineral común.
El grupo de Harvard lo explica así en su web: “Las primeras investigaciones sugieren que el carbonato de calcio tiene propiedades ópticas casi ideales, lo que significa que para una determinada cantidad de luz solar reflejada absorbería mucha menos radiación que los aerosoles de sulfato, provocando un calentamiento estratosférico significativamente menor; y tiene el potencial de reducir en gran medida la activación de las especies de halógenos que agotan la capa de ozono en comparación con el aerosol de sulfato, lo que significa que podría reducir la pérdida de ozono”.
Desde por Greenpeace Suecia, Biofuelwatch y otros grupos han expresado su descontento con este proyecto pro el riesgo que podría conllevar: “No hay justificación para probar y experimentar con una tecnología que parece ser demasiado peligrosa para ser utilizada”, han dicho en una carta.
“La prueba no representará ningún peligro significativo para las personas o el medio ambiente”, dicen desde el grupo de Harvard. “El carbonato de calcio es una sustancia química no tóxica que se encuentra comúnmente en la naturaleza, por ejemplo, como piedra caliza, y las partículas de carbonato de calcio precipitadas submicrónicas como las que usaremos son un aditivo común para productos de consumo como el papel y la pasta de dientes”.
Además, apuntan, “si probamos el sulfato en este experimento, la cantidad que usaríamos sería menor que la cantidad liberada durante un minuto de vuelo de un avión comercial típico. Las aeronaves liberan sulfatos debido al contenido de azufre residual del combustible de aviación”, han concluido.