Un estudio de los miembros del grupo Screenwide, formado por expertos del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y del Instituto Catalán de Oncología (ICO-Hospitalet), ha llegado a la conclusión de que el uso de biomarcadores moleculares en los muestreos mínimamente invasivos abre una perspectiva prometedora para la detección precoz del cáncer de endometrio.
El estudio ha sido publicado en el International Journal of Cancer y remarca los vacíos que existen en el conocimiento actual para acelerar la implementación de nuevas tecnologías, con el objetivo de mejorar el cribado y la detección precoz en entornos clínicos de este tipo de cáncer de la mujer.
Pero además los nuevos análisis no solo beneficiarán a las poblaciones de alto riesgo sino que también optimizarán el cribado de las mujeres asintomáticas. Gracias a la continuidad anatómica entre la cavidad uterina y el cuello del útero, la explotación genómica del material biológico proveniente de la prueba de Papanicolaou o citología cervical, que se utiliza de rutina en programas de prevención de cáncer de cérvix, representan –junto con otros métodos de muestreo no invasivo– una oportunidad única para detectar signos de enfermedad del tracto genital superior.
Este hecho puede contribuir a mejorar el diagnóstico y la prevención del cáncer de endometrio. Actualmente, las estrategias de detección de los signos de este cáncer se limitan a las poblaciones de alto riesgo y en mujeres sintomáticas, ya que el 90 % de los cánceres de endometrio se presentan con sangrado anormal.
Los nuevos análisis no solo beneficiarán de forma clara estos casos: su potencial podría repercutir en un mejor cribado de las mujeres asintomáticas. Las pruebas moleculares pueden ayudar a refinar los algoritmos de diagnóstico actuales, ya que reducirán la tasa de fracaso del diagnóstico histológico clásico.
Además, los métodos mínimamente invasivos son más apropiados en poblaciones amplias de mujeres asintomáticas, ya que se toleran mucho mejor. Las primeras mujeres en beneficiarse de este nuevo enfoque en la detección serán, seguramente, las que tienen antecedentes familiares de cáncer, como en el caso del síndrome de Lynch, debido a su elevado riesgo subyacente.