La muerte masiva de 3 millones de aves tras ingerir piedra pómez lleva investigándose casi una década. Ahora, expertos de diferentes disciplinas científicas han unido fuerzas y podrían haber dado con la clave. La gran duda es: ¿por qué comieron roca volcánica?
La piedra pómez es una roca volcánica que está llena de burbujas de aire, que se forma cuando la roca fundida resultante de una erupción volcánica se enfría rápidamente. Esto hace que sea ligera y pueda flotar en el agua, formando gigantescas balsas de agua a partir de erupciones submarinas.
Cuando la roca fue hallada en los estómagos de 3 millones de pardelas en 2013, la evidencia condujo a los investigadores hasta la erupción volcánica del año anterior en el monte submarino de Havre, en las islas Kermadec cerca de Nueva Zelanda. Pero no sabían muy bien qué pensar: "Nuestro estudio investiga el dilema del huevo y la gallina: ¿los animales se mueren de hambre por comer piedras o comen piedras porque se mueren de hambre?", dice el autor principal del estudio, el doctor Lauren Roman.
Y eso no va sólo por la piedra pómez, puesto que el plástico y otros elementos también se encuentran con frecuencia en el interior de aves muertas.
La investigación, dirigida por CSIRO, la agencia científica nacional de Australia, y QUT, se publica en la revista Marine Ecology Progress Series.
Una balsa gigante de piedra pómez se formó en el Pacífico, cerca de Australia, en 2013, aunque ha sido vista nuevamente en años posteriores. El siguiente vídeo es de 2019, tras una erupción del volcán submarino de Tonga.
De las 172 necropsias practicadas en pardelas de cola corta (Ardenna tenuirostris) recuperadas de las playas de Nueva Gales del Sur y Queensland (este de Australia) tras el episodio de 2013, los expertos encontraron piedra pómez o plástico en el interior de las aves en el 96,7 por ciento de los casos.
Para responder a por qué habían ingerido la roca volcánica y en qué momento, los investigadores rastrearon las rutas de migración de las aves y el viaje de la balsa de piedra pómez por el Pacífico. "Las aves se las habían comido al final de su viaje camino a Australia", descubrieron, según ha dicho el geólogo de QUT Scott Bryan, lo cual quiere decir que las aves comenzaron el viaje mal alimentadas y comieron las rocas por desesperación.
Es decir, según la conclusión del equipo de científicos, las aves no se morían de hambre por comer piedra pómez; comían piedra pómez porque estaban hambrientas. Una incógnita que se ha conseguido resolver gracias a la cooperación entre expertos en aves, en volcanes y en fenómenos marinos, entre otros.
Los investigadores seguirán estudiando para averiguar qué pudo provocar que las aves estuvieran mal alimentadas durante la migración.