Desde que la ceniza empezó a causar problemas en la vida de los palmeros a causa de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, los expertos siempre han recomendado el uso de mascarillas y gafas en exteriores. Pero ¿por qué? Por las partículas PM2.5 que emite el volcán. Están en suspensión en el aire y pueden llegar incluso al torrente sanguíneo. A los niños, personas mayores o enfermos con problemas respiratorios puede complicar y mucho su salud.
La partículas respirables presentes en la atmósfera de nuestras ciudades en forma sólida o líquida (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento y polen, entre otras) se puede dividir, según su tamaño, en dos grupos. A las de diámetro igual o inferior a los 10 µm o 10 micrómetros (1 µm corresponde a la milésima parte de un milímetro) se las denomina PM10 y a la fracción respirable más pequeña, PM2,5. Estas últimas tienen un diámetro aerodinámico inferior o igual a los 2,5 micrómetros. Es decir, son 100 veces más delgadas que un cabello humano.
Estas partículas -PM10 ó PM2,5- habitualmente, en las ciudades vienen de la contaminación de los coches pero también pueden tener un origen natural como el polen, el polvo, la ceniza o el hollín. Las más dañinas con las compuestas por metales pesados como cobre, cinc o plomo. El volcán de La Palma, además de lava, expulsa a diario entre 6.000 y 9.000 toneladas de dióxido de azufre como dióxido de carbono, ácido clorhídrico, mercurio, magnesio y bromo y arsénico.
Los efectos de estas partículas en la salud de las personas se asocian a enfermedades de tipo respiratorio, como la bronquitis, y más recientemente a dolencias cardiovasculares, según Ecologistas en Acción. En el caso de las PM2,5, su tamaño hace que sean 100% respirables, viajan profundamente en los pulmones, penetrando en el aparato respiratorio y depositándose en los alvéolos pulmonares, incluso pueden llegar al torrente sanguíneo.
Los médicos advierten que las partículas más gruesas de la ceniza (MP10) pueden afectar a las vías respiratorias altas y causar tos, irritación nasal y, bronquitis. Los primeros síntomas de que el nivel de gases tóxicos está aumentando en el ambiente. Las MP2,5 pueden llegar a las profundidades de los pulmones y causar ataques de asma o agravar la insuficiencia respiratoria de personas con EPOC. Si pasan a la sangre provocan una reacción inflamatoria que puede desencadenar ictus e infartos.
Por eso son los niños, las personas mayores y quienes padecen enfermedades crónicas respiratorias, alergias y asma quienes corren más peligro ante estas partículas. Mercedes Coello, médica de La Palma, señalaba en directo a Pedro Piquera durante las primeras semanas de volcán que “el picor en nariz, ojos y garganta eran normales". Los expertos señalan que, además de llevar una mascarilla adecuada, se deben llevar lo suficientemente ajustada la rostro para que evitar estas partículas tan pequeñas.
Para evitar que estas partículas MP2,5 pasen a nuestro sistema respiratorio y sanguíneo se recomienda el uso de mascarillas FFP2 Ó FFP3 siempre que haya que salir a exteriores. El uso de mascarilla reduce la exposición a la contaminación por partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5) en un 43%, según un estudio del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).