Discutir es positivo para las parejas, dentro de unos límites, al menos en cuanto a esperanza de vida de ambos miembros. Esa es la conclusión de un estudio publicado en Psychosomatic Medicine, en el que un equipo de investigadores estudió a 192 parejas en Estados Unidos a lo largo de 32 años.
A cada pareja le preguntaron sobre diferentes aspectos de sus vidas y cómo los suelen tratar. De acuerdo a los resultados, aquellas parejas en las que cada uno expresa sus sentimientos y hechos que le han molestado aumenta la esperanza de vida.
Por el contrario, una gran diferencia entre las respuestas de los dos integrantes está asociada a un mayor riesgo de muerte prematura. En cuanto a aquellas que uno de los integrantes intenta calmar al iracundo, el riesgo de fallecimiento prematuro se duplica.
Y es que, cuando cualquiera de los miembros guarda silencio para evitar el conflicto, se genera un clima de estrés continuo que deriva en un impacto negativo en la salud de los cónyuges. Asimismo, el estudio deja claro que esta práctica es perjudicial ya que, de esta manera, un día sale todo de golpe.