La ingesta materna de leche durante el embarazo se asocia positivamente con el peso adecuado y la longitud infantiles, en el momento del nacimiento. Los efectos del consumo de leche durante el embarazo han sido investigados por la revista Advances in Nutrition. La dieta materna debe permitir proporcionar los nutrientes necesarios para un desarrollo fetal adecuado, así como una buena salud y calidad de vida en la infancia y después en la edad adulta.
El estudio lo ha coordinado el Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud de la Universidad CEU San Pablo. El objetivo específico consistía en evaluar el desarrollo adecuado tanto de la gestación como de la lactancia. Tras realizar una revisión sistemática de, el equipo llega a describir una recomendación básica. Existe un consenso común de los beneficios que conlleva ingerir 2–3 raciones diarias de leche y/o derivados, especialmente en comparación con la ausencia o cantidades muy bajas de ingesta de leche en la dieta habitual.
Este informe se centra, principalmente, en los efectos derivados de la ingesta materna de productos lácteos sobre indicadores como el peso y la longitud del feto, la longitud del fémur fetal, la circunferencia de la cabeza, el aumento de peso gestacional, los partos prematuros, aborto espontáneo y el valor nutricional de la leche materna.
Aunque la cantidad y los tipos de estudios son limitados, parece haber una tendencia según la cual la ingesta materna de leche durante el embarazo se asocia positivamente con el peso adecuado y la longitud infantiles, en el momento del nacimiento. La falta de estudios impide sacar conclusiones relacionadas con los partos prematuros, abortos espontáneos y efectos directos sobre indicadores en lactancia.
El embarazo y la lactancia se consideran periodos críticos en la vida de una mujer. Así, la dieta materna debe aportar energía y nutrientes suficientes para cumplir con los requisitos superiores a los habituales, así como las necesidades del nuevo ser humano en crecimiento.
Entre los diferentes grupos de alimentos, la leche y los productos lácteos pueden desempeñar una función muy importante en el logro de estos objetivos, debido a su alta densidad de nutrientes y biodisponibilidad, así como su accesibilidad y consumo generalizado de la población.