El macho Otis se ha ganado el título más importante para su especie en "la semana del oso gordo" de Alaska. De todos los osos del estado, él es que más pesa, ni más ni menos que 450 kilos, lo cual le vendrá bien para los meses de hibernación.
Alaska es el hogar de las tres especies de osos que prosperan en Estados Unidos. Allí, los residentes saben que cruzarse con un gigantesco ejemplar forma parte de su normalidad y suelen conocer unas pautas básicas sobre cómo actuar.
Los osos de Alaska no son cualquier cosa. Allí viven algunos de los más grandes del mundo, que en esta época del año son incluso más inmensos porque comen en gran cantidad para prepararse para la hibernación.
Durante los meses de más frío (las temperaturas en invierno llegan a rozar los -30 ºC en Alaska), los osos entran en un estado de dormición o letargo que hace descender su ritmo cardiaco. Sus pulsaciones bajan, así como su ritmo respiratorio, y básicamente se centran en sobrevivir sin comer, beber, defecar u orinar. Su energía proviene de las reservas que está obteniendo en estos momentos, en el comienzo del otoño, en el periodo conocido como hiperfagia.
Otis ya ganó "la semana del oso gordo" en 2014, 2016 y 2017. Es fácil intuir por qué cuando vemos el contraste antes y después de la hibernación.