La hibernación ha terminado para osos que habitan en las montañas de Somiedo, Asturias. Con la subida de las temperaturas en la primavera, los vecinos de la localidad empiezan a ver los primeros ejemplares, entre ellos ‘Clarita’, una osezna conocida por todos desde que era tan solo una cría y caminaba con su madre y sus hermanos.
La llegada del fin del periodo de hibernación de los osos ha propiciado que en los Picos de Europa se empiecen a ver ya los primeros ejemplares, tras varios meses escondidos del frío invernal.
Uno de ellos es 'Clarita', la osezna a la que su madre abandonó en la zona al entrar en periodo de celo. Los lugareños la llaman así por su pelo de color, que la hacen inconfundible. Clarita ha crecido entre la vegetación de Somiedo, y ahora es uno de los ejemplares que atraen a residentes y turistas a observar desde lo lejos a estos grandes mamíferos, que cada vez se acercan más a las poblaciones de Asturias.
Clarita lleva tres años merodeando por allí. Antes se le veía acompañada de su madre y un hermano, siempre por el mismo lugar. Cuando se quedó sola, muchos vecinos pensaron que no sería capaz de sobrevivir mucho tiempo.
Pero por suerte se equivocaron. Su aspecto ahora que ha salido de la hibernación es vigoroso y la osa se ha convertido en el centro de todas las miradas.
En los últimos años, un adelanto de la primavera ha provocado que los osos de la Cordillera Cantábrica salgan antes de su periodo de letargo invernal, incluso se ha llegado a ver algún ejemplar visto en la nieve en pleno invierno en ocasiones anteriores.
"En esta época del año todavía el oso no tiene mucho apetito, pero tampoco la naturaleza tiene mucho que ofrecerles. Así que se van alimentando de pequeños brotes, de raíces o de insectos", explica Pepín Tuñón, director de la Fundación Oso de Asturias.
Clarita es un caso singular entre los casi 300 ejemplares de oso que aún habitan en las montañas asturianas. Poder verla a ella o a cualquiera de sus congéneres, dicen allí, es "un espectáculo único".