Ver un oso pardo en la Cordillera Cantábrica no es nada del otro mundo para los residentes de los pueblos de la zona. Sin embargo, incluso para ellos resulta rarísimo ver ocho juntos y en esta época del año. El fotógrafo que ha captado estas imágenes se pegó un madrugón de su vida para conseguirlas, pero ha merecido la pena.
Los osos “ponen las calles”, como quien dice, en la Cordillera Cantábrica. Cuando hace menos calor, es decir, de madrugada, aprovechan para salir en busca de frutos secos, y cuando las temperaturas escalan grados en las horas centrales del día, buscan la sombra en el bosque y se echan. Por eso es tan complicado pillares.
El fotógrafo al que le debemos las instantáneas, Pepe Caunedo, las sacó antes de las 7 de la mañana en el Parque Natural de Somiedo. El grupo de osos no tardó en desaparecer entre la vegetación al rato. Su extrañeza fue que entre los ocho animales había dos crías.
Normalmente, las hembras dan a luz en invierno y van acompañadas con los oseznos hasta que estos tienen los dos años de edad, aproximadamente, pero en temporada de reproducción como es ahora no acostumbran a mezclarse con otros machos, como ha ocurrido. Esto es así porque puede ocurrir que, para dejar a la madre ‘libre’, los machos maten a las crías.
La población de oso pardo se ha recuperado asombrosamente y gracias a los trabajos de conservación como el de la Fundación Oso Pardo. Se calcula que habrá unos 350, frente a los escasos que quedaron en la década de los 90 que invitaban a pensar que desaparecía a estas alturas del siglo XXI.
De vez en cuando alguno se ‘descarrila’ y se deja ver por zonas donde su presencia poco se espera, como es el caso del oso que fue grabado hace ahora un mes en el macizo central de Ourense por las cámaras de la productora gallega Zeitun Films.