Indonesia está poniendo fecha de caducidad a sus espacios verdes. Los incendios forestales que arrasan sus bosques -muchos provocados- y la deforestación sin control para obtener aceite de palma están acabando con los ecosistemas únicos de regiones como Borneo. Entre la biodiversidad y la riqueza de estas zonas viven la mayor parte de los orangutanes del país, que quedan aislados entre árboles reducidos a madera para el comercio y cenizas, y se ven incapaces de regresar a su hábitat natural. Te contamos en qué situación se encuentran.
Sifa y su madre son dos de los muchos orangutanes que han visto cómo su casa queda desolada. Una mañana se despertaron y vieron arder su entorno. Como otros, quedaron atrapadas en los restos calcinados de lo que antes era su hogar.
La pequeña familia habría alimentado la cifra de víctimas en la selva indonesia de no ser por un grupo de ecologistas locales que llegó a su rescate. Múltiples asociaciones actúan frecuentemente sobre el terreno para garantizar la seguridad de este animal, considerado una especie en peligro de extinción, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
"Su camino para regresar a la selva había desaparecido, no tenían nada para comer y decidimos trasladarlos a su hábitat natural", explica una de las integrantes del grupo ecologista asiático. Las encontraron sedientas, desnutridas y aterradas. Según han relatado, la pequeña Sifa se abrazaba a su madre y miraba a su alrededor en busca del bosque que había dejado de ser su hogar para siempre. Los ecologistas se encargaron de trasladarlas a un nuevo espacio para que pudieran vivir en libertad.
La mayoría de estos orangutanes que habitan en Indonesia se encuentran en la parte de Borneo, que ha sido la más afectada por los incendios que se dieron en septiembre. Según Global Forest Watch, esta zona, junto a Sumatra o Kalimantan, contribuyó a los 3.000 focos que se registraron en todo el país el mes pasado. El fuego ha arrasado millones de hectáreas que, una vez más, acaban con el hogar de cientos de primates.
*Imagen: 30 Sep. 2019 / Reuters / Willy Kurniawan
El fuego ha acabado con el hábitat de numerosos primates, que, como Sifa y su madre, se ven aislados y retenidos entre cenizas de las que no pueden salir. Sin embargo, esta no es la peor amenaza a la que se enfrenta esta especie. El peor desafío para los orangutanes es la tala de árboles, que sirven de refugio y alimento para ellos. La deforestación está haciendo que cada vez desaparezcan más ejemplares en Indonesia, como ha comprobado en numerosas ocasiones la organización WWF: "La desaparición de los frondosos bosques tropicales donde viven los orangutanes está siendo determinante para la progresiva reducción de la especie".
Echar abajo los árboles en estas zonas tan ricas no es más que otra vía, como los incendios provocados, para 'limpiar' el bosque con el fin de explotar la tierra, de nuevo, para llegar al aceite de palma.
*Imagen: September 15, 2019 / Reuters / Willy Kurniawan
Esta problemática se está extiendo de tal forma que muchas asociaciones están realizando búsquedas en los bosques calcinados o deforestados para salvar a los orangutanes. La Fundación para la Supervivencia del Orangután de Borneo (BOSF, por sus siglas en inglés) o la 'International Animal Rescue', han realizado proyectos para rescatar a estos primates. Son solo algunos ejemplos de organizaciones que, como el grupo que salvó a Sifa y a su madre, denuncian incansablemente el estado en que se encuentran los orangutanes cuando se destruye su hábitat natural y se encargan de reubicarles en un nuevo entorno, lejos del ser humano. Sin embargo, si la cosa no cambia, las posibilidades de sobrevivir se irán agotando para esta especie.