De la supervivencia de los océanos depende nuestra propia existencia. Unos océanos cada vez más amenazados por los plásticos que usamos en exceso. Ocho toneladas de plásticos terminan en los océanos cada año. De no tomar soluciones drásticas y urgentes, en el 2050 en las aguas de los océanos habrá más plásticos que peces.
Escenas cotidianas en nuestras calles, ahora sumergidas en el mar y asfixiadas por el plástico. Estas esculturas humanas a 14 metros de profundidad en aguas de Canarias, en Lanzarote, son el grito de denuncia de la ONG WWF para acabar con estos residuos que pueden tardar hasta cuatro siglos en degradarse y que chocan con una realidad: cada año, aseguran, mueren más de 100.000 ejemplares marinos por las 8 toneladas de plásticos que se vierten anualmente, el 80% desde tierra.
Según un informe del Parlamento europeo, en 2050 podría haber más restos plásticos que peces en los mares y océanos. Una amenaza que no deja de crecer pero que no es la única en el gran regulador del clima del planeta: también lo son los vertidos tóxicos ilegales y el calentamiento global que no sólo derrite los polos, sino que vuelve más ácido el mar y que, además de acabar con múltiples especies, ha destrozado ya el 35% de los corales, su principal termómetro.
Una amenaza global que se completa con la sobreexplotación pesquera. Por eso, se exigen planes gubernamentales más ambiciosos, coordinados internacionalmente y mayor conciencia colectiva para actuar ya y evitar una catástrofe que, aseguran, todavía se puede revertir.