Muchos lo llaman el ‘Winter Wonderland’ chino (en español, el país de las maravillas del invierno). Cuando el frío se impone, la nieve envuelve las altas montañas y acantilados, y los templos se adivinan entre las nubes. Las zonas más altas se congelan, y los más atrevidos se asoman a casi 2.000 metros de altitud por el pico de Huoshan, en el este del país. Es sin duda uno de los lugares más fotogénicos del mundo en esta época del año.
Da igual si miras a los jardines de Beijing, a la Gran Muralla China de Pekín o a las escarpadas laderas de la provincia Shaanxi, a los lagos, los refugios de animales donde los osos pandas se revuelvan en la nieve… China se ha teñido de blanco.
Una tormenta de nieve ha golpeado la región de Mongolia Interior, hasta el punto de interrumpir la producción de carbón en las minas. Un temporal que llega poco después de la alerta roja que se emitió en la provincia más septentrional de China hace apenas dos semanas. Son días de frío, pero también de belleza invernal.
Las temperaturas son tan bajas que incluso un gran lago que se encuentra en la frontera con Rusia se ha congelado, permitiendo a los visitantes caminar sobre su superficie. Aunque es solo una de las atracciones turísticas más típicas de los meses fríos en China. También le sacan partido al frío gélido con festivales como el ‘del Hielo y la Nieve’ de Harbin, en el noreste del país, con estructuras espectaculares, y ofrecen excursiones con renos para ver a su particular Papá Noel en regiones como la de Mongolia Interior.