El pez payaso, el animal preferido de niños y no tan niños como David Attenborough, el documentalista británico, se está viendo en apuros para encontrar 'un techo'. Uno de los impactos más notorios del cambio climático es el blanqueamiento de los arrecifes de coral, que sufren el incremento de la temperatura global y acaban muriendo, dejando desamparadas a multitud de especies, entre ellas, la de Nemo. ¿Significa esto que acabará por desaparecer?
Un estudio publicado por la revista 'Ecology Letters' enuncia los hallazgos de un grupo de investigadores que ha analizado durante más de una década la población de pez de anémona en la bahía de Kimbe, de Papua Nueva Guinea. La conclusión es crítica: las familias de este animal se ven jaque a medida que su hábitat se deteriora. Su ADN no le ayuda a adaptarse como ocurre con otras especies y de esta manera su única vía para la supervivencia es un arrecife que le proporciona el 50% de lo que requiere.
"Nuestros hallazgos implican que la población será susceptible a los cambios a corto plazo y pequeña escala en su hábitat, y que su capacidad de adaptación a esos cambios es limitada", dicta el estudio.
La calidad de la anémona y los arrecifes es crucial. Si estos tesoros marinos sobreviven, también lo hará Nemo. De lo contario, el pez payaso tendrá muchos problemas para aguantar sin 'hogar'. Es decir, o se dedican esfuerzos a la conservación de su ecosistema, o Nemo dependerá de su genética para adaptarse, lo cual le llevaría a la extinción.
Hace poco menos de un año, la ONU publicó un informe en el que detallaba el deterioro de los corales, de los cuales dependen un 25% de las especies marinas, indicaba. El aumento de las temperatura se nota en la tierra, pero en el mar es incluso más acuciante. "Los corales son muy sensibles a los cambios de temperatura en el agua, en el mar, y viven en una simbiosis con unas algas microscópicas que viven dentro de ellos y les dan energía. Cuando la temperatura sube demasiado, esta simbiosis que da vida y energía al coral se rompe", explicaba en el documento Gabriel Grimsditch, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.