La carrera mundial por colocar en el mercado una vacuna capaz de combatir la pandemia de coronavirus es verdaderamente intensa. Si hace una semana el gigante estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech comunicaban que su vacuna, BNT162b2, alcanzaba una efectividad del 90%, ahora otra farmacéutica estadounidense, Moderna, ha anunciado que la suya, denominada mRNA-1273, tiene una efectividad del 94,5%.
Ambas vacunas utilizan la técnica del ARN mensajero. La idea detrás de este tipo de vacuna es que, al introducir el ARN del SARS-CoV-2 en las células de nuestro organismo, éstas produzcan la proteína del virus (que por sí sola no supone ningún riesgo) como lo harían si estuvieran infectadas. Esta técnica hace que su conservación sea distinta a las habituales.
La vacuna de Moderna presenta una clara ventaja que tiene que ver con el modo en el que las dosis se conservan. Frente a la necesidad de que la de Pfizer permanezca a una temperatura inferior a -70ºC, Moderna ha anunciado que su vacuna requiere una temperatura de 2° a 8°C, la temperatura de un hogar estándar o de un refrigerador, durante 30 días.
Desde Moderna indican que permanece estable a -20ºC hasta seis meses para su almacenaje y a temperatura ambiente hasta 12 horas. De la misma forma, han señalado que la vacuna no requerirá dilución en el sitio o manipulación especial, lo que "facilita la vacunación en una serie de entornos, incluyendo farmacias y consultorios médicos".
Tanto la de Pfizer como la de Moderna son vacunas que requieren una doble dosis. La segunda debe administrarse a lo largo de los siguientes 28 días. Eso sí, por el momento se desconoce la duración de tan necesaria protección. Por ello, es importante que no se detengan otros estudios de vacunas como los de CureVac, Arcturus o la Academia de Ciencias Médicas Militares de China.