Los incendios se han convertido en un problema gravísimo en los países del Mediterráneo, donde hay fuegos cada vez más frecuentes y más virulentos y donde ha aparecido incluso una nueva categoría: los superincendios. La superficie quemada entre enero y marzo de este año, en España, fue un 132% de lo normal para la fecha, y el nuestro no es el peor dato: Portugal encabeza la lista de afectados, a la que se suman regiones de Europa menos habituadas a ver arder sus bosques, como son Suecia o Polonia. Por eso mismo, la organización World Wildlife Fund (WWF) ha presentado un informe detallando el riesgo y las necesidades crecientes a los que nos enfrentamos los países de la cuenca mediterránea.
*Imagen: Superficie quemada en cada país de la cuenca mediterránea, en porcentajes
En este sentido, los datos son preocupantes para los países del sur de Europa: más de 80% de la superficie quemada de todo el continente se encuentra en Portugal, Francia, España, Italia, Grecia y Turquía. Seguimos perdiendo gran parte de nuestros bosques a pesar de que los mecanismos para la extinción se han multiplicado y perfeccionado porque el campo está más seco y más abandonado y por las nuevas condiciones meteorológicas, más propicias para que se inicie el fuego y avance.
El paisaje es inflamable. Entre el 2009 y el 2018 perdimos 375.000 hectáreas de masa forestal en el arco norte del Mediterráneo. Sólo en España, ardieron el año pasado 180.000 hectáreas, un 70% más de lo que arde un año normal. Entre otras cosas, una nueva generación de incendios, "imposibles de apagar" según el informe redactado por WWF, está teniendo lugar en los últimos años: los superincendios.
Son incendios intensísimos que "generan auténticas tormentas de fuego debido al colapso de la columna convectiva", ardiendo de forma descontrolada. Las llamas avanzan unas 4.000 hectáreas por hora.
En Europa, sucedió por primera vez en junio de 2017 en Portugal, pero en el mismo año "volvió a repetirse en octubre en Portugal y España y un año más tarde en Grecia", afirma la ONG. Los incendios aquel año en el país vecino llegaron a recorrer 14.000 ha/hora, causando daños al medio ambiente y a la economía.
Los incendios por causas humanas en Europa superan el 90% y, entre los motivos principales, se encuentran la despoblación del medio rural y el abandono agrario. Donde antes había zonas de pastoreo hoy hay matorrales sin una planificación adecuada.
"El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte de que los ecosistemas mediterráneos se encuentran entre los más vulnerables del mundo", asegura WWF. Cada vez hay sequías más graves y olas de calor más duraderas, lo que se traduce en una vegetación que arde con facilidad en caso de incendio.
Además, como ocurrió durante la pasada semana, las condiciones meteorológicas fueron las óptimas para que se produjera un siniestro así: baja humedad del aire y suficiente viento. Es lo que la Guardia Civil llama 'la regla del 30': más de 30ºC de temperatura, menos del 30% de humedad y rachas de al menos 30 km/hora. Ingredientes que, de sobra, se cumplieron en el valle del Ebro, donde presuntamente se inició el fuego en una granja de Torre de l'Espanyol.
Además de estas causas, detrás de los más de 56.000 incendios que se producen al año en los países mediterráneos está la prolongación de la temporada de incendios –con veranos que cada vez duran más– y la falta de medidas de prevención.
España es, no obstante, de los países afectados de la cuenca mediterránea, el que más presupuesto destina a la prevención y extinción de incendios, con un presupuesto anual de 1.300 millones de euros invertidos en la lucha contra esta catástrofe.