Las turberas de Indonesia, los bosques de California y ahora enormes extensiones de humedales argentinos. Todos han sido devastados por incendios forestales extremos que presagian un futuro donde los fuegos de estas características serán cada vez más frecuentes. Según un nuevo informe, estos aumentarán un 30 % en los próximos 30 años. Y, de cara a 2100, ese aumento podrá ser incluso del 50 %.
Lo aseguran dos nuevos informes del Programa de Naciones Unidas y Medio Ambiente.
Con el cambio climático alimentando las sequías y los agricultores talando bosques, se espera que la cantidad de incendios forestales extremos aumente drásticamente. Además, ahora son susceptibles a incendiarse entornos que antes no lo eran, como las zonas de vegetación del Ártico o la selva amazónica.
En los últimos años se han visto temporadas de incendios forestales sin precedentes en todo el mundo, desde Australia hasta el Ártico, América del Norte y América del Sur. Con las temperaturas globales en aumento, la necesidad de reducir el riesgo de incendios forestales es más crítica que nunca.
Los informes de Naciones Unidas piden a los gobiernos que reconsideren cómo gastan en incendios forestales, recomendando que dediquen el 45 por ciento de su presupuesto a la prevención y preparación, el 35 por ciento a la respuesta de extinción de incendios y el 20 por ciento a la recuperación.
Los incendios forestales incontrolables y extremos pueden ser devastadores para las personas, la biodiversidad y los ecosistemas. También exacerban el cambio climático, contribuyendo con importantes gases de efecto invernadero a la atmósfera, aseguran los autores del informe.