Dinamarca tiene 1.139 granjas de visones, y todas ellas podrían sacrificarlos. El motivo: se ha detectado en estos mustélidos una mutación del coronavirus de la que podrían estar contagiadas unas 200 personas. Las crueles imágenes de los cadáveres de 17 millones de ejemplares han obligado a la primera ministra, Mette Frederiksen, a disculparse en el Parlamento por no tener el respaldo legal, y la oposición ha pedido la dimisión del ministro Mogens Jensen.
La preocupación ha traspasado fronteras y Reino Unido incluso ha optado por restringir la entrada desde Dinamarca. No es de extrañar: de las 214 personas infectadas con una de las cinco mutaciones del virus detectadas en visones, doce de ellas lo han hecho con la llamada “Cluster 5”, que debilita la capacidad para crear anticuerpos, lo que podría afectar a la efectividad de las vacunas que se desarrollan contra la COVID-19, publica EFE.
“Quiero lamentar lo ocurrido ante el Parlamento y los criadores de visones. A pesar de que estamos muy atareados, es obvio que debe de estar claro cuándo es necesaria una nueva legislación, y no ha sido el caso. Pero se trata de un problema de sanidad y los visones tienen que ser sacrificados”, ha dicho Frederiksen en una comparecencia en la Cámara. En las granjas donde no hay contagio o que superen los 7,8 kilómetros de distancia, el sacrificio es una sugerencia, no una orden, ha aclarado.
Las imágenes de los millones de cadáveres de visones están provocando conmoción en las redes sociales.