La Inteligencia Artificial forma parte del mundo de los videojuegos desde hace décadas. Al final, la interacción del jugador y la reacción del juego deben estar programadas con antelación y ahí es donde la IA es esencial. Sin embargo, las herramientas de IA generativa, que se han entrenado con cantidades ingentes de creaciones humanas, han desatado una gran controversia en un sector como el de los videojuegos, que se nutre de diseñadores y artistas. Algunas empresas quieren abrazar cuanto antes esta innovación, mientras otras se posicionan en contra para evitar conflictos laborales.
Un gigante como Nintendo, con franquicias como Mario Bros o Zelda a sus espaldas, se ha negado a usar estas nuevas herramientas, ya que no queda clara la autoría ni los datos con los que han sido entrenadas. “De esta forma, la compañía también se asegura de que toda la parte artística de los videojuegos no estará retocada con IA generativa, pero los programadores seguro que ya usan modelos de lenguaje para modificar código”, explica Oriol Bartumeu, divulgador experto en videojuegos.
Pero no todo el sector del videojuego ha actuado al unísono, ya que “Electronic Arts y Square Enix, desarrolladoras de Fifa y Final Fantasy han dicho que sí que explorarán la IA generativa”, puntualiza Bartumeu. Al final, no es lo mismo generar prototipos o que te ayude a escribir código, que crear un producto final.
El CEO de la empresa desarrolladora de Fifa, Andrew Wilson, afirmó que hasta el 60% del trabajo de desarrollo podría verse afectado por la IA generativa. Por su parte, el estudio que está detrás de Final Fantasy rebajó sus expectativas iniciales con respecto a esta tecnología, afirmando que está todavía lejos de sustituir la creatividad humana.
Bartomeu explica que, mucho antes de que apareciera la IA generativa, algunos videojuegos ya permitían infinitas combinaciones gracias al sistema procedural. “A partir de un arte, le das un sentido al mundo que quieres crear y lo programas para que cree pantallas diferentes cada vez que el jugador entre en un lugar”, explica.
Un ejemplo de ello es el juego ‘No Man's Sky’, desarrollado en 2016 por Hello Games y que era capaz de generar 18 quintillones de planetas diferentes. “Se tardarían 585.000 millones de años jugando 24 horas al día para poder explorarlos todos”, afirma Bartumeu.
“Cuando lo lanzaron, pasaban cosas extrañas, como encontrarte una rana con cuerpo de dinosaurio y que no se movía, pero ahora han ido publicando muchas actualizaciones que mejoran la jugabilidad”, explica. A diferencia de la IA generativa, que aprende a partir de unos datos, en los juegos procedurales “los parámetros son limitados en base a unas variables”, por lo que no hay tanta probabilidad de que se produzcan alucinaciones y puede resolverse fácilmente con programación.
Las tecnologías detrás de estos juegos procedurales imposibles de programar manualmente podrían mejorar gracias a la IA generativa. Lo que puede que no tenga sentido es “usar esta tecnología para crear pantallas de Mario, porque los humanos todavía son mejores que la IA creando arte”, confirma Bartomeu.