Cualquier tema relacionado con la Inteligencia Artificial está dando mucho de qué hablar en los últimos meses. Desde la aparición de ChatGPT de la compañía OpenAI, el debate ha llegado hasta la calle y el número de usuarios no para de crecer. Pero ¿está afectando a la campaña electoral que está a punto de acabar? ¿Han utilizado los partidos políticos herramientas de IA para llegar mejor al electorado? ¿Se encuentra la inteligencia artificial en la agenda de los principales líderes?
Como se puede observar, son muchas las cuestiones que surgen en torno a una tecnología que realmente está dando sus primeros pasos –teniendo en cuenta el potencial que se le presupone–. Y no es de extrañar si atendemos a las predicciones de los grandes gurús tecnológicos mundiales. Tanto es así que Google está trabajando con la Unión Europea para regular el uso de la IA, ante un posible mal uso de la misma.
Se atribuye a Thomas Hobbes la cita “información es poder” y eso es precisamente lo que buscan y necesitan los partidos políticos para diseñar estrategias electorales más efectivas. Del mismo modo que el robot número 5 de la película ochentera “Cortocircuito” pedía “datos, más datos…”, cualquiera que necesite saber cómo se mueve el electorado necesita la mayor información posible. Y esto se logra con el Big Data, que es el modo de nombrar a la tecnología capaz de adquirir un volumen masivo de datos tanto estructurados como no estructurados.
Claro que no solo vale con la acumulación de información, sino que también son necesarias las herramientas que permitan un análisis certero de la misma. Desde hace años, las herramientas empresariales que se encargan de ello se engloban en el término business intelligence, es decir, aquella tecnología que es capaz de ofrecer conclusiones acerca de los datos analizados.
Por lo tanto, tanto el Big Data como business intelligence pueden resultar muy útiles en las campañas electorales, dado que los políticos podrán analizar tendencias y concretar mejor los mensajes que deben dar. Si bien en España no parece una técnica muy utilizada, conviene recordar el escándalo protagonizado en 2018 por la consultora Cambridge Analytica, que se encargó de recopilar los datos de 50 millones de usuarios de Facebook –sin consentimiento alguno– para influir en algunas elecciones, entre ellas, las de Estados Unidos.
Es en este escenario de vidas expuestas en redes sociales –en las que los usuarios, más de 40 millones en España, suelen aceptar los términos que le proponen las compañías sin leerlos– donde ha surgido el fenómeno de la Inteligencia Artificial. Y lo hace desde diferentes perspectivas: como herramienta para mejorar las campañas electorales mediante la generación de contenidos, como arma política y como elemento de confusión.
Un buen ejemplo del uso de la IA como generadora de contenidos ha sido la iniciativa llevada a cabo por En Comú Podem de la que se hacía eco El Confidencial. En ella, mediante el uso del software Midjourney, esta formación creó un vídeo donde la IA imaginaba dos visiones de futuro para Cataluña.
Dada la constante evolución de las aplicaciones de Inteligencia Artificial, las opciones que se abren para mejorar las campañas políticas son muchas: desde la creación de discursos y lemas, hasta la generación de todo tipo de contenidos perfectamente adaptados a lo que requiere el electorado. Solo es cuestión de tiempo que su uso se convierta en algo habitual.
Así lo expresa Isaac Hernández, consultor en Marketing Político & Comunicación Estratégica y experto en Neuromarketing Político: “La inteligencia artificial es un instrumento muy poderoso, no especula, no utiliza el azar, no espera a la suerte. La AI persigue la toma de decisiones basándose exclusivamente en datos y con márgenes de error insignificantes. Al igual que la tecnología evitó muchos errores humanos en las cadenas de producción y distribución comercial, la inteligencia artificial tendrá mucho que decir minimizando fallos en la toma de decisiones políticas y en la elaboración de argumentarios”.
El uso de la Inteligencia Artificial en las campañas electorales también tiene un lado oscuro. Si bien la información es poder, la desinformación también es sumamente poderosa. Las noticias falsas o fake news siempre han existido. Sin embargo, con la viralidad que proporcionan las redes sociales, su repercusión y su número han aumentado exponencialmente. A nadie le resulta extraño recibir una información que falta a la verdad. El problema es cuando esas fake news se toman como reales, ya que pueden llegar a menoscabar la imagen de un político.
En este sentido, si la IA es capaz de imaginar dos futuros para Cataluña, también puede ser utilizada para engañar. Ya hay disponibles aplicaciones de IA capaces de crear imágenes que parezcan reales –como la famosa de Donald Trump siendo arrestado– y vídeos protagonizados por personas que no han participado y en los que pueden incluso realizar falsas declaraciones.
Con estas malas praxis en lontananza, es más sencillo entender por qué la Unión Europea se encuentra en conversaciones con Google para crear una legislación que proteja al ciudadano.
Finalmente, la IA aún no se ha convertido en un argumento político del que echar mano para atacar a los partidos rivales, al menos en esta última campaña electoral, pero no cabe duda de que adquirirá importancia en próximos comicios.
Por lo pronto, el pasado 22 de mayo el presidente del gobierno Pedro Sánchez se reunió con Sam Altman CEO de OpenAI, creadora de ChatGPT. Y fue el propio Altman el que dejó entrever la relevancia que tiene y tendrá la Inteligencia Artificial. “Tenemos que tener el mismo cuidado que con las armas nucleares”, expuso durante un encuentro en el que apostó por la regulación.