La inteligencia artificial es una realidad cada vez más presente en todos los ámbitos. Pero, qué pasa con la inteligencia humana... ¿está en declive? Algunos estudios hablan de un descenso del coeficiente intelectual en las últimas décadas... quizá coincidiendo con el acelerado desarrollo de la tecnología que nos ha vuelto perezosos, porque "estamos todo el tiempo con las maquinitas" y ellas lo hacen todo por nosotros. Hemos preguntado sobre esto a dos especialistas que llevan años estudiando el tema.
Nos pasamos la mayor parte del día frente a las pantallas, del ordenador y del móvil. El GPS no dice qué camino coger para llegar al sitio adonde vamos, el algoritmo nos sugiere qué serie ver y qué noticias nos interesan. Esta dependencia de la tecnología quizá sea uno de los factores que puede estar alterando nuestras capacidades o volviéndonos más tontos, para decirlo en palabras llanas.
Carmen Sanz Chacón es Psicóloga Clínica, experta en Inteligencia Humana, Superdotación y Altas Capacidades Intelectuales, subraya que "si utilizas el cerebro este se desarrolla más", pero si "dejamos de utilizarlo se puede incluso atrofiar un poco", porque "todo lo que hace que el cerebro esté más activo" provoca que "la inteligencia se desarrolle." Y aquí entran a jugar otros factores como "una buena alimentación en edades tempranas, una educación".
"Todo aquello que hace que no utilicemos el cerebro nos hace menos inteligentes y todo lo que hace que lo usemos lo lleva a funcionar mejor, nos hace más despiertos, más inteligentes. ¡Igual que nos pasa con los músculos!".
"Ahora mismo, muchas veces no usamos el cerebro, porque estamos más con la maquinitas y no siempre las maquinitas hace que lo movamos. Si estoy jugando a videojuegos, a lo mejor sí soy más rápido, pero si estoy todo el día viendo videos o delante de la tele, pues a lo mejor me estoy volviendo más negado."
El profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Autónoma de Madrid, Roberto Colom Marañón, también considera vital entrenar el cerebro. "Si dejamos de retar a nuestro intelecto, lo previsible es que su nivel se reduzca" Esa es una de las razones por las que se recomienda a las personas mayores que mantengan un nivel de actividad física, pero también mental, para preservar su calidad de vida."
El profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Autónoma de Madrid, Roberto Colom Marañón da una definición sobre lo que nos hace inteligentes como especie. La capacidad que todos los humanos tenemos de usar "un lenguaje para comunicarnos, aunque algunos lo usamos de modo más sofisticado que otros. Todos los humanos podemos hacer cálculos con números, pero algunos usamos esos números de modos más preciso y complejo que otros. Todos los humanos intentamos gestionar nuestras emociones, pero algunos tenemos más éxito que otros. Todos los humanos podemos imaginarnos cosas, pero algunos poseemos una más desbordante imaginación que otros. Todos los humanos podemos memorizar, pero algunos tenemos más memoria que otros. Todos los humanos prestamos atención, pero algunos son más eficaces al captar los detalles relevantes y dejar a un lado los irrelevantes."
Sería la coordinación de estas capacidades mentales, entre las 80 que han identificado las investigaciones científicas, las que determinan nuestra inteligencia en su funcionamiento organizado e interrelacionado para actuar en nuestras vidas. Los test de inteligencia para medir el coeficiente intelectual tratan de evaluar esto.
El 50% de las personas tienen un CI (cociente intelectual) entre 90 y 110, que es lo que se considera normal. El físico Stephen Hawking, por ejemplo, tenía un cociente intelectual de 160 igual que Albert Einstein, que encabezan la lista de los CI más altos, pero no hay muchos genios, como ellos. Para ser considerado superdotado, el CI tendría que superar los 125 puntos en los test que miden la inteligencia humana.
Y no son muchos los humanos que están por encima de ese nivel, porque la mayoría somos normales con una memoria normal y un desarrollo del vocabulario normal. "Apenas hay un 2% de la población superdotada y altamente dotada, el 1% de la población", asegura Carmen Sanz Chacón, neuropsicóloga y presidenta de la Fundación El Mundo del Superdotado.
"Lo más complicado es medirlo, porque no hay manera de referenciarlos y el máximo al que llegan los test estándar es 160", asegura esta experta que lleva décadas evaluando a niños y jóvenes con capacidades especiales, y que no cree que estemos sufriendo un retroceso en la inteligencia.
Cuando hablamos de inteligencia estamos hablando de varias cualidades que se miden en estos test de CI que tanto están dando de qué hablar sobre la involución cognitiva del homo sapiens que somos.
Qué miden los test de inteligencia. "La comprensión verbal, el manejo del vocabulario, que está influido por la cultura; la inteligencia fluida, que mide inteligencia no verbal y está relacionada con la lógica, las matemáticas, la memoria y la capacidad visoespacial, -que es la que tienen los arquitectos para visualizar en varias dimensiones-, la velocidad de procesamiento y el razonamiento". Estos son los parámetros para medir la inteligencia humana.
"Desde 1900 hasta 1984 se comprobó que la inteligencia "estaba aumentando en la mayor parte de la población", pero los datos a partir de 1975 dicen otra cosa. "Se observa más esta disminución teórica en las sociedad occidental y en Europa del norte." Sobre esto "los científicos no se ponen de acuerdo" al respecto. Sanz Chacón es una de ellas. "No está claro que la inteligencia esté disminuyendo", señala a Informativos Telecinco.
Roberto Colom Marañón, en la misma línea, tampoco cree que nos estemos volviendo más tontos y especifica que la caída de los porcentuales del coeficiente intelectual o CI se da En Escandinavia (Finlandia, Dinamarca, Noruega y Suecia) donde "se produce una parada general, alrededor de 1995, y un declive a partir de ese momento (-0,23 puntos de CI por año). Si se sigue en esa línea, la región podría perder, en una sola generación (30 años), 7 puntos de CI."
El autor de libros como 'Capacidades Humanas' y "En los límites de la inteligencia", editorial Pirámide, argumenta que "los datos de Escandinavia corresponden a individuos de 18 años de edad (demasiado jóvenes para el mundo laboral y demasiado viejos para representar a la población escolar)". Los resultados de estos estudios son tendencias que pueden variar en un determinado momento histórico diferenciándose según la edad de las personas, "las prácticas de crianza, la escolarización, de las demandas laborales o del bienestar en la vejez".
La investigadora americana, Elizabeth Dworak, profesora en la Universidad Northwestern matiza los datos relativos a su propio país que indica una caída del coeficiente intelectual explicando que "no significan necesariamente que los estadounidenses se estén volviendo menos inteligentes, sino que simplemente que están empeorando a la hora de realizar determinado tipo de pruebas."
Coincide con ello Sanz Chacón que asegura que "en las pruebas de cociente intelectual no siempre obtienes lo mismo", porque el resultado "nos da un número. Estamos hablando de un intervalo de variación de una persona" en la que influye hasta que "estés más o menos despierto".
La inteligencia es algo natural, viene en nuestro ADN, en el "genoma", explica Alberto Colom Marañón. Cree el experto que "al igual que la estatura o la esperanza de vida", la inteligencia tiene límites, impuestos por las circunstancias que nos rodean. "Las condiciones de vida pueden favorecer o dificultar que la estatura o la esperanza de una determinada población humana aumente. Con la inteligencia sucedería algo similar. El límite en esos tres casos vendría impuesto por el rango de reacción de nuestro genoma.
Pero si lográsemos hackear nuestro genoma, ¿quién sabe dónde se podría llegar?"
Otra de las preguntas es combina nuestra inteligencia natural con el entorno, con la sociedad digital. ¿Nos está ayudando a ser más inteligentes o conspira contra la necesidad de este 'entrenamiento' del cerebro del que tanto hablan los expertos?
Sanz Chacón, autora de 'Destacar o callar, niñas y mujeres con altas capacidades", considera que "por una parte, somos mucho más rápidos al manejar los dispositivos lo que hace que nuestro cerebro vaya a más velocidad pero, por otra, no somos capaces de asimilar tanta información como nos llega". Esto provoca que "la capacidad de aprendizaje, quizá también la estemos perdiendo" al no hacer "falta esforzarse tanto si lo tenemos todo accesible".
Al final la inteligencia no deja de ser capacidad de adaptación. "La inteligencia sirve para resolver los problemas que me voy encontrando en mi vida diaria y si lo hago con todos los dispositivos que tengo a mano fenomenal, pero claro -advierte la especialista- "cualquier día se nos olvida hasta sumar, porque ya no hace falta. Hay que seguir utilizando nuestras capacidades y además utilizar todo lo que la técnica nos da. Tenemos a Google, pero tenemos que saber qué buscar. Hay que tener una cultura básica, importante para sacar el máximo partido de los medios digitales".