En torno a 22.000 personas se ven afectadas por la enfermedad del Alzheimer. 7.000 afectados más que los datos registrados hace catorce años, según Carmen Antúnez, directora de la Unidad de Demencias del Hospital Virgen de la Arrixaca, que reconoce un gran aumento de personas afectadas menores de 64 años.
La neuróloga explica que el estrés es un hábito “terrible” que produce “neuroinflamación”, es decir, “una inflamación a nivel celular”, lo que se define como “estado previo para que se den todas las lesiones de Alzheimer. La hipertensión, la diabetes o la vida sedentaria también afecta.
"Tenemos bastantes pacientes a partir de los 50-55 hasta los 60 años", comenta la neuróloga. "Los hábitos de vida tienen una gran afluencia. Cambiando estilos de vida, ralentizamos ese deterioro”, añade. Además, Antunez destaca que "nuestro organismo no está preparado para vivir con estrés de manera crónica, eso acaba lesionando órganos y aparatos. El estrés no es recomendable en ninguna circunstancia”.
La flora intestinal ‘juega’ un papel muy importante en este ámbito. "Hoy se sabe que la absorción de nutrientes, la generación de determinados neurotransmisores y el sistema inmunitario está directamente relacionado con nuestras bacterias. Hay una conexión directa y continua entre el cerebro y el intestino, es el llamado eje intestino-cerebro", incide la experta.
El estudio FINGUER publicado en 2015, demostró que varios pacientes con deterioro cognitivo leve a los que se sometió a cambios en el estilo de vida, el deterioro iba mucho más lento que en el grupo al que no se sometió a ninguna de estas intervenciones.
Los cambios consistieron en una dieta saludable baja en lácteos e hidratos de carbono, rica en verduras, fruta y legumbres, y la disminución en la ingesta de proteína animal y las harinas refinadas, así como en un aumento de ejercicio físico y una mayor red de relaciones sociales. "El actuar lo más pronto posible para retractar lo más posible el deterioro que conlleva el Alzhéimer y que los pacientes no lleguen a las etapas finales y terribles de esta enfermedad", apunta la neuróloga.
La Unidad de Demencia del Hospital Virgen de la Arrixaca está trabajando en un estudio para saber la influencia de la dieta vegetariana en esta enfermedad, porque, al parecer, "es lo que más influye en modificar la flora intestinal y de forma bastante saludable", a fin de que sirva para prevenir el deterioro cognitivo, aunque todavía se encuentran en la etapa de inclusión de personas. Antúnez ha aseverado que si cambiamos los hábitos de vida "dentro de 30-40 años podríamos ver una reducción sustancial del número de personas afectadas; el Alzhéimer se retrasaría muchísimo".
La enfermedad de Alzhéimer, aunque se diagnostica más y mejor, "todavía hay un nicho de pacientes que no están diagnosticadas". Es una enfermedad que afecta a 1,7 mujeres por un hombre. El aumento de la esperanza de vida tiene otra cara, y es que estamos asistiendo a enfermedades que son ligadas a la edad, entre ellas la enfermedad de Alzhéimer, "cuanta más edad tiene uno, más posibilidades de padecer alzhéimer", pues la gran mayoría de casos es mayores de 64 años.
En este sentido, la doctora apunta que las mujeres viven entre seis y ocho años más pero con poca calidad, "pero el tema no es vivir más, sino hacerlo con calidad" y esto es un trabajo a realizar desde muchos años antes.