Hace unos días presagiamos el espectáculo astronómico más esperado: las 'gemínidas'. Se trata de la lluvia de estrellas más esperada del año por su intensidad y su belleza. Multitud de destellos iluminaron el cielo la noche del sábado al domingo, cuando más meteoros se cruzaron en la órbita terrestre. Aunque no te lo creas, muchas de ellas se presentan tímidamente con tonos que van desde el azul al naranja que pueden diferenciarse con el instrumental adecuado. Pero, ¿sabemos cuáles son esos colores y por qué se producen?
Las lluvias de meteoros ocurren varias veces al año cuando la Tierra pasa a través de un campo de escombros, como granos de polvo de un cometa o partículas de asteroides que quedan en el limbo estelar. Lo que sucede para que veamos literalmente un destello cayendo del cielo es que estos restos entran en contacto con la atmósfera terrestre a una enorme velocidad y se queman a medida que se desintegran, emitiendo un brillo de luz que se denomina usualmente como "estrella fugaz".
Si has podido ver una lluvia de meteoros lo asociarás con una pequeña luz blanca que se alarga unos segundos en el cielo. Sin embargo, aunque no lo captemos a simple vista, estos suelen aparecer de diferentes colores en función de su composición química. Así lo confirmó el meteorólogo Dave Samuhel en 'AccuWeather': "El color de la luz de los meteoros depende de sus productos químicos, que producen diferentes tonalidades a medida que se queman al entrar en la atmósfera".
De esta forma, se ha demostrado que las estrellas vuelan por nuestra gama cromática y el resultado es fascinante. Los científicos aseguran que los meteoros compuestos por calcio suelen producir un tono púrpura o violeta, mientras que aquellos formados por magnesio parecerán adquirir un tono verde o azulado.
No obstante, el compuesto de un meteorito no es el único requisito para que la estrella fugaz adquiera diferentes tonalidades. Es muy importante tener en cuenta la velocidad a la que el meteoro penetra en la atmósfera. Cuanto más rápido viaja un meteorito, más vibrante se apreciará el color. Los meteoros que se extienden y duran más en el cielo, solemos verlos de color rojo o anaranjado. Por el contrario, aquellos más rápidos -a veces de microsegundos- los percibimos de color azul.
Estos dos factores no servirán de nada si el entorno no acompaña. Para ver las estrellas fugaces de colores, lo primero que tiene que suceder es que las condiciones meteorológicas sean favorables, esto es, que el cielo esté totalmente despejado. Otro truco que jugará en tu favor será mirar a través de un telescopio o, en su defecto, llevar contigo una cámara que capte aquello que tus ojos no pueden.
La noche del sábado pudimos disfrutar de las géminidas, que son tan conocidas por la intensidad que suelen producir los meteoros. Esta vez, las nubes dificultaron la visión en algunas zonas, además de la luna llena, que dejó un cielo totalmente brillante en el que casi no se diferenciaban las estrellas. Aun así, en años anteriores, cuando las condiciones meteorológicas eran más óptimas, se han capturado imágenes que demuestran cómo adquieren colores amarillos, naranjas, y en ocasiones más puntuales, verdes.