El miedo paraliza, pero frivolizar las cosas lleva a relajarse demasiado. Ester Lázaro, bióloga especializada en evolución de virus, trata de situarse en un punto intermedio. Miedo no, dice, pero tampoco banalizar esta ola de contagios más leves y dar por acabada la pandemia “antes de tiempo”. Porque el virus va a seguir mutando, advierte, y cada mutación conlleva sus riesgos. Ahora, además, con ómicron, esos riesgos aumentan. Hay tantas infecciones que el virus “tiene más oportunidades de adaptarse y mejorar”.
Lázaro atiende a NIUS desde el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), donde trabaja como investigadora. Con ella hablamos de la evolución que ha seguido el SARS-CoV-2, de cómo puede haberse originado ómicron, de lo que puede venir después, de si todo volverá a ser como antes… Con el paso del tiempo, cree "probable" que este virus acabe "causando catarros" y que volvamos a la vida de antes, pero con un coronavirus más entre nosotros. En estos momentos, no obstante, Lázaro quiere hacer una llamada a la prudencia: cuidado con los antígenos negativos, "porque puede que seas contagioso todavía".
Pregunta: Hemos llegado a un punto, en la pandemia, en que ya asumimos que nos vamos a contagiar todos, y además parece que nos importa poco. ¿Le hemos perdido el miedo al virus?
Respuesta: Bueno, eso es una realidad, nos vamos a contagiar la mayoría, y como la mayoría estamos vacunados, la enfermedad que causa ahora el virus es menos grave. También por sí mismo, porque se replica mejor en las vías respiratorias superiores que en los pulmones. Entre esas dos cosas, se le ha perdido un poco el miedo y nos han entrado las prisas... por eso que decimos siempre de volver a nuestra vida normal, que no sé si es cierto o no.
Pero el virus tiene su período de transmisión, y son los días que son. Hay que tener mucho cuidado. Uno puede sentirse perfectamente y transmitirlo sin saberlo. Ya pasaba al principio, cuando había tanto contagio asintomático, pero porque no lo sabíamos… Ahora nos hacemos test de antígenos, y somos más conscientes, pero tienen una eficacia limitada.
P: Ómicron es más leve que las otras variantes, también por sí misma, entonces. ¿Ya estamos en condiciones de afirmar eso con certeza?
R: Es difícil hacer esa comparación, porque inicialmente no había nadie vacunado y ahora la población está mayoritariamente vacunada. Pero sí, parece que ómicron en sí mismo es más leve, se ha visto ya en varios estudios. Afecta menos a los pulmones y más a las vías altas.
P: En un reciente artículo, explicas que cada virus es diferente en cada persona infectada. Me recuerda a las “nubes de mutantes” un reciente artículode las que habla Esteban Domingo
R: Tú te infectas con un número limitado de virus, no sabemos cuántos, y cada vez que entran en tu organismo comienzan a multiplicarse. En ese proceso, se generan errores, mutaciones. Siempre van a mutar, porque estos virus mutan mucho.
Ómicron, por ejemplo, se define por ciertas mutaciones que la distinguen de las variantes que había antes. Pero, además, cuando te infectas con ómicron, durante ese proceso de multiplicación se están generando descendientes que, además de las mutaciones presentes en esta variante, tienen otras. Puede que no tengan ninguna importancia y nunca lleguemos a detectarlas, o puede que le den alguna ventaja importante al virus.
P: Por eso, ¿algunas personas son caldo de cultivo para que surjan nuevas variantes? Me refiero a los inmunodeprimidos, que parece que habrían estado en el origen de algunas de ellas.
R: Esa capacidad de generar mutantes, el virus la tiene en todas las personas. Cuando decimos “mi virus”, por ejemplo, hablamos de millones y millones de virus distintos. Todos tienen en común ciertas mutaciones, pero se diferencian en otras. En una persona normal, la infección se vence en unos días, pero en un inmunodeprimido se mantiene a bajos niveles durante mucho tiempo y esa capacidad de generar mutantes aumenta, el virus tiene más tiempo de evolucionar y generar variantes más ventajosas. Está la hipótesis de que esto habría ocurrido con algunas variantes, sí.
P: ¿Con ómicron pudo ocurrir así?
R: Con ómicron todavía hay muchas incógnitas. Todos esperábamos que delta fuera variando sobre su propio esqueleto, pero de pronto aparece ómicron y vemos que no procede de delta, sino de alfa. Parece que el virus hubiera estado escondido en algún sitio, evolucionando. Se habla de una persona inmunodeprimida, pero también se habla de que podría haber habido un salto de humanos a ratones, que el virus haya evolucionado ahí y después haya vuelto a saltar de ratones a humanos. Pero ya no es el mismo virus, claro, podría haber adquirido en los ratones esas mutaciones que ahora tiene.
P: ¿Eso es normal, ese doble salto entre especies?
R: Claro. Ya lo vimos el año pasado, en varias granjas de visones. El virus infectó a animales y en ellos cambió, evolucionó. Y hubo casos de visones en que el virus volvió a pasar a humanos, aunque no llegó a extenderse de forma masiva. Pero es plausible. Hay muchos casos de virus de ratones que han pasado a humanos.
P: ¿Pero es más probable eso o que el virus hubiera evolucionado en una persona inmunodeprimida?
R: En personas inmunodeprimidas puede haber habido una evolución, pero no en una sola persona. Que todo esto sea solo en una persona me cuesta imaginarlo, porque ómicron tiene muchas mutaciones, demasiadas para que se hubieran generado en una sola persona. A mí, la hipótesis de los ratones, sin aceptarla todavía, me gusta.
Porque ilustra una realidad, que los virus tienen cierto rango de especificidad, los hay muy específicos pero otros tienen mucha capacidad para pasar de unas especies a otras. Y estos son peligrosos, porque cuando pasan a una especie animal, el peligro es que le estás dando la oportunidad de evolucionar. Aparentemente, no tenemos mucho contacto con ratones, pero están por todas partes. Sus secreciones se pueden aspirar. No es impensable ni tan complicado que suceda.
P: Está claro que hay factores que no controlamos en la evolución de un virus, porque dependen de su propia biología, pero hay otros que sí. Nuestro comportamiento también influye en su evolución...
R: El virus va a mutar sí o sí, pero si no hay una infección, no puede mutar. Si no queremos que el virus se adapte, hay que intentar evitar que se produzcan tantas infecciones. Cada vez que un virus infecta a una persona nueva, tiene nuevas oportunidades de adaptación y de mejora. Ahora, con ómicron, aunque la enfermedad sea leve, le estamos dando muchas oportunidades para que surja un mutante que sea bueno para él. Es un tema de probabilidades.
P: La siguiente variante, sea la que sea, ¿tiene que ser más transmisible, para poder imponerse y desplazar a ómicron?
R: Efectivamente. Para imponerse, debería ser así. Pero luego, a veces, una se lleva sorpresas. Y lo de que el virus evolucione siempre para hacerse menos letal no es cierto, cada virus tiene su propia historia. Unos nunca se han atenuado, otros sí… Veremos.
P: Explicabas recientemente que hay una mutación en la proteína S del virus, el cambio D614G, que favorece su multiplicación en las vías superiores, o sea, el contagio, y que está presente en todas las variantes que ha habido hasta ahora. Si viene otra, ¿también la tendrá?
R: Sí. Porque le da ventaja al virus, sin darle ninguna desventaja. Lo que hace esta mutación es que el virus se multiplique mejor en las células humanas. Se ha mantenido en todas las variantes. Surgió al principio y todas la tienen. Si viene otra, la tendrá.
P: No podemos confiarnos, entonces, en que lo que venga vaya a ser ya siempre más leve…
R: No, no podemos confiarnos. La capacidad de los virus para adaptarse y mejorar siempre nos puede sorprender.
P: ¿Te atreves a aventurar cómo va a ser el final de la pandemia?
R: Se dice mucho, ahora, que estamos pasando de un estado de pandemia a uno de endemia. Como si eso fuera estupendísimo… Pero estamos confundiendo las cosas. Endémico no quiere decir que no sea grave y no haya que preocuparse, ojo. La malaria es endémica en muchos sitios y no conseguimos acabar con ella. Yo no quiero ser agorera, soy la primera que quiero que esto se acabe. Pero también, que no se trivialicen las cosas antes de tiempo.
P: Ni quedarnos paralizados por el miedo, ni estar demasiado relajados…
R: Miedo no, desde luego, porque tenemos medios. Las mascarillas, por ejemplo, son un arma poderosísima para evitar la transmisión. Estar en espacios abiertos sabemos que tiene muy poco riesgo. Si estamos en espacios cerrados, sabemos que hay que ventilar… Son todas medidas fáciles de implementar. Todavía hay que tener cuidado, pero no miedo.
Te pongo mi ejemplo concreto. Yo acabo de pasar la covid, el 3 de enero. Tuve dos días malos. Luego ya estuve mejor, y el día 10 me dieron el alta. Me hice antígenos y dio negativo. Me incorporé a mi trabajo, porque las normas son así, pero he estado con FFP2 en todas partes, todo el tiempo, porque creo que todavía podía transmitir el virus. Aunque estés bien, y des negativo, hay que tener mucho cuidado, porque puede que seas contagioso todavía. Mejor pecar por cuidado que no por lo contrario.
P: Cuando todo esto acabe, ¿volveremos a 2019 o ya nada será igual?
R: Antes teníamos cuatro coronavirus que causan catarros y nuestra vida era lo que llamábamos “normal”. Con este virus aún no sabemos lo que va a pasar, pero con el tiempo sí que es probable que cause catarros. Podríamos volver a 2019, pero con una enfermedad más, la covid, que se diferenciaría poco de un catarro.
Hay que ver también el número de personas que queden con secuelas a largo plazo (la covid persistente), porque no le estamos haciendo mucho caso. No se habla mucho de esto con ómicron, porque es más leve, como si por serlo no hubiera ese riesgo… pero no se sabe todavía. Dependiendo de cómo evolucione este virus, sí podemos volver a una vida parecida a la de antes. Pero con una enfermedad más.