Los pandas gigantes que viven en libertad en las montañas Qinling de China resultan de lo más interesantes para los científicos. El motivo: desde hace una década, vienen observando un comportamiento algo raro (y escatológico) de estos animales. Al encontrar estiércol de caballo, es decir, sus heces, como en un ritual proceden a untársela por el cuerpo. Pero, ¿por qué? Un nuevo artículo podría haber dado con la clave.
Primero, huelen el estiércol. Después se revuelcan y, finalmente, ellos mismos se lo frotan por la cabeza y el cuerpo. Para ver las imágenes que han captado las cámaras ocultas en la montaña, que incluye el artículo publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, haz clic en el vídeo.
Un factor común en las observaciones de este comportamiento en los pandas de Qinling es el frío. Cuanto más hace, más se restriegan el estiércol, generalmente cuando hace menos de 15ºC de temperatura. Por consiguiente la teoría que más peso gana es que estos osos utilizan las heces de caballo para entrar en calor.
*Imagen: PNAS
¿Es un comportamiento instintivo? No. El motivo principal por el cual no puede serlo es que pandas y caballos no convivirían en este hábitat de no ser por la influencia humana. Personas transitan con caballos por las montañas donde vive esta especie, y es por ello que los pandas llegan a desarrollar esta práctica. De lo contrario no sería posible.
Pero, ¿el estiércol abriga? Para responder a esta pregunta, los investigadores se preguntaron qué contiene ese estiércol y lo probaron en ratones. Comprobaron que el compuesto, beta-cariofileno / óxido de cariofileno, “atenúa la sensibilidad al frío de los ratones al dirigirse directamente e inhibir el potencial receptor transitorio de melastatina 8 (TRPM8), un canal iónico arquetípico activado por frío de mamíferos”, dice el estudio.
“Por lo tanto, el estiércol de caballo probablemente confiere a los pandas gigantes salvajes tolerancia al frío a bajas temperaturas ambientales”, concluye.
No obstante, mientras que algo parecido se ha observado en otros animales, tanto con el fin de calentarse como para marcar territorio, hasta ahora no se había detectado utilizando las heces de otra especie. Los investigadores seguirán buscando respuestas en los próximos años.