La erupción del volcán Taal que se produjo el domingo ha forzado la evacuación de más de 16.000 personas en el entorno de la Isla de Luzón, donde se encuentra, y ha llevado a declarar en la región de Batangas el estado de calamidad. La enorme columna de humo que ha disparado al cielo ha impulsado las cenizas y el azufre a más de 60 kilómetros y enturbia todavía la capital de Filipinas, Manila. Pero además, el despertar del cráter que permanecía inactivo desde 1977 ha desatado un aluvión de rayos en el interior de los pirocumulonimbos, las nubes de tormenta ígnea (de fuego).
Las imágenes de la humareda que conectan la tierra con el cielo están dando la vuelta al mundo por su espectacularidad. De noche, las fotografías delatan mejor la altísima densidad de electricidad que se ha generado en el seno de las nubes de tormenta, con su base en el Lago Taal, en cuyo centro se ubica el volcán.
Hace poco publicamos una noticia explicando cómo los incendios de Australia estaban dando lugar a tormentas provocadas exclusivamente por la intensidad de la humareda. Lo que ocurre con el volcán es diferente en origen, pero la definición del proceso no dista mucho.
De la explosión se ha desprendido una especie de chimenea de partículas volcánicas como el dióxido de azufre, que al ascender a mucha altura se enfrían y congelan en la atmósfera. Entonces se genera el pirocumulonimbos y, en su interior, las partículas rozan entre sí y generan electricidad estática. La fuerza de las tormentas ígneas es tal que varios aeropuertos de Filipinas han cancelado todo el tráfico aéreo por la escasa visibilidad.
Una diferencia entre las tormentas ígneas y las eléctricas, a pesar de la coincidencia en la generación de rayos, es que cuando su origen no es natural, y es en cambio un potente incendio o una erupción volcánica, las nubes no descargan precipitación. O, de alguna manera, sí lo hacen: descargan cenizas. Además de la posibilidad de que esparzan brasas.
*Imagen: Tagaytay, Cavite, Filipinas. La foto fue tomada el 13 de enero, después de que las cenizas llegasen a esta zona a apenas 11 km del volcán / Cordon Press
Filipinas cuenta con unos 200 volcanes, pero 'solamente' 21 se encuentran activos. Recordemos que el país es uno de los que constituye el famoso Cinturón de fuego del Pacífico, que concentra unas muchas de las zonas de subducción más importantes del mundo y vive, por tanto, con el riesgo de terremotos u erupciones volcánicas de manera constante. De hecho, en lo que va de año han erupcionado otros volcanes en esta área: el ecuatoriano La Cumbre, el neozelandés Isla Blanca o el japonés Shindake.
Los registros de la actividad del volcán Taal se remontan varios siglos, y se estima que ha entrado en erupción unas 30 veces y ha causado miles de muertes. El episodio de 1911 modificó notablemente la orografía de la zona, dando forma al gran Lago Taal que hoy acoge en su centro el cráter, a gran altura.
La última vez que erupcionó, hasta ahora, fue en 1977.