Los incendios de Australia, extendidos e incontrolables a estas alturas, han alcanzado tal magnitud que no solo ponen en peligro a sus habitantes sino también a los de países vecinos. La gran columna de humo propiciada por los más de 200 fuegos activos ha viajado miles de kilómetros sobre el Pacífico hasta llegar a Sudamérica, donde el cielo ya ha empezado a enturbiarse con las partículas tóxicas. Como ocurrió en Sídney, los ciudadanos de algunas urbes de Chile y Argentina han visto atardeceres anormalmente rojos. Pero lo peor no queda ahí: la NASA ha advertido de que la humareda podrá dar la vuelta al mundo.
Desde que comenzó la temporada de incendios a finales de junio han sido más de 8,4 millones de hectáreas las que han arrasado los fuegos, según The Guardian. Aunque las temperaturas han bajado en los últimos días, y se han registrado algunas lluvias en zonas afectadas por los incendios como East Gippsland, la extinción de estos focos se presenta casi imposible a corto plazo.
Sabemos desde hace meses que las consecuencias no iban a focalizarse solo en el país australiano a medida que la nube de humo se propagaba, pero no se pensó que alcanzarían niveles tan extremos. De hecho, los científicos de la agencia espacial, encargados de estudiar el avance de la partículas de la humareda a través del satélite Suomi NPP de la NOAA/NASA, han advertido de la peor noticia posible: "El humo viajará por todo el mundo y regresará de nuevo a los cielos del país".
Se espera que estas grandes cantidades de cenizas y otras sustancias se transporten no solo por la troposfera sino también por la estratosfera, ambas capas terrestres en contacto con la superficie de la Tierra. Como resultado, se estima que puedan alterar la temperatura e incluso cambiar los ciclos nubosos de todo el mundo. También hemos visto en repetidas ocasiones las denominadas tormentas ígneas, así como los atardeceres y amaneceres rojizos. En las imágenes del satélite recogidas por Severe Weather Europe se puede apreciar cómo el humo está recorriendo el Pacífico a gran velocidad.
Asimismo, una de las mayores preocupaciones respecto a este acontecimiento es la degradación del aire que respiramos. Según la NASA, el índice de aeorosol OMPS (Ozone Mapper and Profiler Suite of Instruments) indica grandes concentraciones de aerosoles justo encima de los incendios forestales, lo que supone "un peligro para la salud no solo de los residentes en el área, sino también para aquellos puntos donde el viento transporte ese humo".
En estos momentos, un sistema de tormentas, bautizado Invest 93P, empieza a organizarse cerca de Nueva Zelanda, mientras que el ciclón tropical Claudia pasa de nuevo a ser tormenta tropical en aguas cercanas al país. Estos dos fenómenos no afectarán de lleno a Australia, pero podrán provocar ráfagas de viento que favorecerían, irremediablemente, que se cumplan las estimaciones de la NASA.