El demonio de Tasmania vuelve a Australia después de 3.000 años
Hace 3.000 el demonio de Tasmania en Australia continental
Sobrevivió en la isla Tasmania porque se le otorgó protección legal
Los actores Elsa Pataky y Chris Hemsworth han liberado varios ejemplares
El demonio de Tasmania, un animal que poco tiene que ver con el de los dibujos animados Looney Tunes, vuelve a Australia. En septiembre 26 ejemplares fueron liberados después de 3.000 años en su hábitat natural.
Un cáncer llamado enfermedad del tumor facial del diablo (DFTD) ha hecho mermar la población de este marsupial durante más de una década. Los esfuerzos de recuperación han permitido que el animal retome su antigua casa: Australia.
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Lo han conseguido las ONG Aussie Ark, WildArk y Global Wildlife Conservation, que han seleccionado los ejemplares más preparados para asegurar el futuro de la especie en libertad. Se espera que jueguen un papel como depredadores en el ecosistema, ayudando a equilibrar las poblaciones de otros animales como gatos y zorros.
Dos de los encargados de liberar los demonios de Tasmania han sido la pareja de actores Chris Hemsworth y Elsa Pataky en un santuario de vida silvestre de Nueva Gales del Sur. En total 26 individuos han sido reintroducidos entre eucaliptos y matorrales.
El marsupial carnívoro más grande del mundo
El demonio de Tasmania es el marsupial carnívoro más grande del mundo Suele vivir de 5 a 8 años. A pesar de ser capaces de gestar hasta 50 crías, un máximo de cuatro sobreviven en la bolsa de este marsupial, similar a la de los canguros. Al nacer parecen aún sin terminar de formar, rosados y frágiles, por eso permanecen durante unos cuatro meses en el interior del marsupio (el interior de la bolsa), hasta que salen para pasar a viajar a la espalda de su madre.
Hace tres milenios fueron expulsados de Australia por manadas de dingos hambrientos. Sobrevivieron en la isla de Tasmania, pero la población los consideraba una plaga que se comía a sus ovejas y gallinas y los dieron caza. Ocurrió lo mismo con el tigre de Tasmania, que se extinguió en 1936. Cinco años más tarde los demonios obtuvieron protección legal.
Con el tiempo la población y los demonios han aprendido a convivir, y hay incluso agricultores que los valoran positivamente porque mantienen a raya a los roedores que se comen los cultivos. No obstante, la enfermedad ha estado acechando en las últimas décadas. Se ha llegado a secuenciar el genoma de la especie -como también se hace actualmente con los koalas- para evitar su extinción.