Un equipo internacional con investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado por primera vez en ratones una estrategia para prevenir el desarrollo de la leucemia infantil, o leucemia linfoblástica aguda de células B.
La leucemia linfoblástica aguda de células B afecta a 350 niños cada año y tiene efectos devastadores, 2 de cada 10 niños nunca lo supera y el 80% que sí lo consigue sufre efectos secundarios de por vida debidos a la agresividad del tratamiento.
En los niños que la padecen, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales que no funcionan correctamente. Si no se trata, acaba con la vida del niño en días. Esta dolencia representa el cáncer infantil más frecuente en niños y la principal causa de muerte por cáncer pediátrico.
Un 5% de los niños sanos presenta desde el nacimiento alteraciones genéticas en las células B que les predisponen a desarrollarla. Pero esta predisposición no desencadena necesariamente la enfermedad.
Además de la alteración inicial de los genes, se deben producir otras mutaciones secundarias para que se genere la leucemia. Estas mutaciones secundarias podrían estar causadas por un estrés inmunitario, una reacción que podría estar provocada por determinadas infecciones.
Este estudio, que se publica en la revista Cancer Reseach, ha utilizado un enfoque preventivo para dirigirse a estas mutaciones secundarias e impedirlas, de forma que, aunque existiese predisposición genética, no se originaría la leucemia. De este modo, si se logran frenar estas mutaciones secundarias, se podría bloquear el desarrollo de la leucemia aunque las células contengan la mutación inicial.
"En este trabajo hemos suministrado un fármaco (ruxolitinib) a ratones con el gen mutado, y en el momento de exposición a la infección que genera el estrés inmunitario, con el fin de erradicar las células preleucémicas", explica el investigador Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, que ha coordinado el estudio.
El fármaco evita las mutaciones secundarias y elimina de manera específica a las células B preleucémicas con la mutación del gen sin afectar a las células B normales.
Este estudio ha proporcionado la primera evidencia 'in vivo' de que esta estrategia es capaz de prevenir el desarrollado de la leucemia linfoblástica aguda de células B. En concreto, de 29 ratones tratados con el fármaco ruxolitinib, solo uno desarrolló la enfermedad. Sin embargo, de los 34 ratones expuestos a la infección, pero sin recibir el tratamiento de ruxolitinib, ocho la desarrollaron.
La Fundación Unoentrecienmil, a través de su proyecto CUNINA, financia esta innovadora investigación cuyo objetivo es el de conocer el origen de la alteración genética de esta enfermedad y las causas que activan su desarrollo para poder prevenirla.