Ya es oficial. El cohete chino Long March 5 Y-4 que pretende liderar la carrera aeroespacial está de camino a Marte después de haber sido lanzado la mañana del jueves 23 de julio. A las 12:41 hora local (05:41 en España), China ha inaugurado su primera misión a Marte, bautizada Tianwen-1.
En medio de la tensión con Estados Unidos y la noticia de que Trump quiere cerrar el consulado chino de Houston, Pekín se estrena en la conquista de Marte. Su nave llegará, en principio, en febrero de 2021, y la idea es no solo orbitar el planeta rojo, sino también aterrizar en él. Esto que damos por hecho es en realidad el gran reto del siglo XXI todavía, puesto que la mayoría de misiones suelen acabar en desastre.
El cohete Long March 5 Y-4, que ha despegado desde el centro espacial de Wenchang, situado al sur de la isla de Hainan, llevará por tanto el orbitador, el aterrizador y un robot de control remoto para analizar la superficie marciana.
En la actualidad, podemos decir que solo alrededor del 40% de las misiones que se han enviado a Marte con el objetivo de aterrizar ha tenido éxito. ¿Dónde está la dificultad? El problema nace en que la atmósfera marciana es muy fina. Concretamente, es tan solo el 1% de la de la Tierra.
Teniendo en cuenta que la distancia entre nuestro planeta y el vecino rojo es de unos 55 millones de kilómetros, el equivalente de casi 5.000 viajes de ida y vuelta entre París y Nueva York, y que como imaginarás las sondas que envían las agencias espaciales van a altísimas velocidades, el hecho de que la atmósfera no contribuya a frenarlas al entrar en Marte es un hándicap. La mayoría acaban hechas pedazos.
Pero China no es el único país que se ha lanzado a descubrir si hay o hubo vida en Marte alguna vez. Esta semana lo ha hecho también Arabia Saudita, que quiere analizar la atmosfera marciana, y la NASA tiene pensado lanzar el Perseverance entre finales de julio y mediados de agosto desde Florida. La idea de los americanos es llegar, al igual que la misión china Tianwen-1, en febrero de 2021.