Las cacatúas son aves asombrosamente inteligentes, con una cultura compleja que no deja de sorprender a los científicos. El último comportamiento observado que ha llamado la atención de los investigadores es cómo unas aprenden de otras a abrir los contenedores en diferentes lugares de Australia para acceder a la comida.
Es la primera vez que se documenta que las cacatúas no solo son capaces de abrir la tapa de las basuras, sino que además propagan ese conocimiento a través del aprendizaje social, como hacemos los humanos. Lo revela un estudio con documentos visuales dirigido por Barbara Klump y Lucy Aplin (Instituto Max Planck de Comportamiento Animal), junto con John Martin (Sociedad de Conservación de Taronga) y Richard Major (Museo Australiano). Sus resultados se publican en la revista Science.
"Los niños son maestros del aprendizaje social. Desde una edad temprana, copian las habilidades de otros niños y adultos. Sin embargo, en comparación con los humanos, hay pocos ejemplos conocidos de animales que aprenden unos de otros", dice la investigadora Klump en un comunicado. "Demostrar que el comportamiento de recolección de alimentos no se debe a la genética es un desafío", agrega.
La observación se ha hecho sobre cacatúas de cresta de azufre (Cacatua galerita) en 44 suburbios de la costa este, donde estas aves abundan. En total, el equipo de científicos recopiló 338 informes de avistamientos con la ayuda de la ciudadanía.
*Barbara Klump / Instituto Max Planck de Comportamiento Animal
La primera vez que los investigadores vieron un vídeo de la cacatúa abriendo el contenedor quedaron fascinados: "Fue tan emocionante observar una forma tan ingeniosa e innovadora de acceder a un recurso alimentario que supimos de inmediato que teníamos que estudiar sistemáticamente este comportamiento de búsqueda de alimentos único", expresa Klump.
Entonces decidieron iniciar una encuesta en varias áreas del este de Australia con la intención de documentar si esto estaba pasando en más lugares. Fue en 2018, y la encuesta sigue abierta a día de hoy, con la intención de seguir aprendiendo sobre estos comportamientos de las aves urbanas.
“Los investigadores también marcaron alrededor de 500 cacatúas con pequeños puntos de pintura en tres puntos calientes seleccionados para permitir la identificación de aves individuales, lo que les permitió observar qué aves podían abrir contenedores. Resultó que solo alrededor del diez por ciento podía hacerlo, la mayoría de los cuales eran hombres. El resto esperó hasta que los 'pioneros' abrieran los cubos de basura para luego servirse ellos mismos”, informa ‘Eurekalert’.
En algunos lugares, las cacatúas abren los cubos de maneras diferentes tras observar el comportamiento y después difunden su técnica.
“Este hallazgo documenta la existencia y difusión de una cultura de alimentación compleja entre los loros, un linaje conocido por su función cognitiva de alto nivel, e ilumina cómo la difusión de una innovación cultural puede conducir a variaciones regionales distintas”, concluye el estudio.