Sin ramas, sin hojas y con troncos demasiado grises para inspirar esperanza. Muchos bosques del mundo se están muriendo por el cambio climático. El que vemos en la imagen se encuentra en Carolina del Sur, donde esta devastación que da aspecto inerte y ‘fantasma’ a las regiones forestales se está cebando a medida que aumenta el nivel del mar.
El nivel del mar ha subido más de 20 centímetros desde 1880, según los datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA). Puede parecer poca cosa, pero ha sido suficiente para que el agua salada haya devastado bosques enteros a más de un kilómetro de distancia de la costa.
El agua salada actúa sobre el terreno absorbiendo la humedad de las semillas y el suelo, como un agente invasor que priva de agua dulce a la vegetación. "La sal está entrando en un paisaje y matando organismos individuales, ya sean árboles o microbios", explicaba en un informe Emily Bernhardt, biogeoquímica y ecologista de la Universidad de Duke. “Con el tiempo, estas áreas se convierten en un nuevo tipo de hábitat desafortunado que estamos viendo crecer en la costa, y es un lugar donde hay muchos árboles muertos, grandes áreas de bosque contiguo que simplemente desaparecieron".
El agua del mar llega hasta estos bosques por una variedad de fuentes, a veces a través de las zanjas de drenaje que la canalizan hacia el interior, otras como resultado de la marejada ciclónica, como la provocada por el zanjas de drenaje que canalizaron, que elevó el mar casi 2 metros y se adentró hasta 2 km tierra adentro.
Otros estados de EEUU afectados son Luisiana o Carolina del Norte, donde los satélites sobrevuelan las regiones forestales para documentar los cambios. Aunque, realmente, probablemente lo veremos en cada vez más zonas del mundo con el paso de los años. Los científicos lo llaman la extinción de los bosques, y un informe de hace un par de años se refería a estos terrenos como ‘lápidas de madera’.
Gracias a los datos recopilados a lo largo de más de tres décadas, organizaciones como Nature Conservancy se han aliado con algunos de los condados estadounidenses afectados, que dependen de las zonas costeras de baja salinidad como el estrecho de Albemarle para la pesca de peces anádromos, para intentar remontar el daño.
Las respuestas consisten en una gestión adaptativa, puesto que el nivel del mar sigue creciendo imparable. Algunos ejemplos son la creación de "costas vivas", con “plantas, arena y rocas para proporcionar protección natural frente a las marejadas ciclónicas”, cuenta EarthSky.
“Un enfoque más radical sería introducir plantas de marisma tolerantes a la sal en zonas amenazadas. Esta estrategia es controvertida porque va en contra del deseo de tratar de preservar los ecosistemas exactamente como son”, continúa este medio.
Según un importante estudio publicado en Nature Communications en 2019, a menos que cambie la tendencia del cambio climático, "hasta 630 millones de personas vivirán en tierras por debajo de los niveles de inundación anuales proyectados para 2100, y hasta 340 millones para mediados de siglo, frente a aproximadamente 250 millones en la actualidad".