Una detrás de otra, unas 120 ballenas han ido llegando estos días a la costa occidental de Sri Lanka arrastradas tierra adentro por las olas. Por suerte, la mayoría de la manada ha podido ser rescatada gracias a la gran coordinación de los vecinos y los servicios de salvamento.
"Estaba pescando cuando vi una mancha oscura y cerca de 100 llegaron a la orilla", le ha dicho a Reuters el pescador Upul Ranjith. Ha ocurrido en Panadura, al sur de la capital, Colombo. Este y el resto de testigos que viven en la zona aseguran no haber visto nunca algo igual. El caso similar más reciente ocurrió en Tasmania en la bahía de Macquarie a finales de septiembre de 2020.
Las ballenas piloto son frecuentes en todo el mundo, desde aguas templadas hasta latitudes polares. La hipótesis con más peso sobre el motivo de que acaben varadas se debe normalmente a una desorientación causada por el ruido de los barcos pesqueros, aunque los biólogos aún persiguen la causa de estos encallamientos. "El grupo siguió a una ballena desesperada que había perdido su ruta", cree por ahora la Marina, según ha contado en un comunicado de prensa.
Por suerte, esta vez no ha terminado en desastre. Cuatro ejemplares han muerto durante la operación de rescate, pero el resto ha podido devolverse al mar. "Fuimos capaces de salvar a estos animales porque todo el mundo actuó a tiempo, la operación ha sido un éxito", ha declarado a EFE el portavoz de la Marina esrilanquesa, Indika de Silva.
El siguiente paso será el análisis de los cadáveres de las ballenas que no han conseguido devolver al mar en busca de pistas que aclaren la causa de estos incidentes.