Seis nuevos estudios publicados en las revistas 'Science' y 'Science Advances' presentan los hallazgos de la nave OSIRIS-REx en su misión orbital al asteroide Bennu. Según confirman sus autores, Bennu contiene elementos esenciales para la vida en abundancia.
Aún pendiente, el objetivo principal de la misión de la NASA es recoger este 20 de octubre una muestra de la superficie de Bennu, una "pila de escombros" de material rico en carbono expulsado de un asteroide padre, y devolverla a la Tierra en 2023 para su análisis.
Desde su encuentro con Bennu a finales de 2018, 'OSIRIS-REx' (Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification and Security - Regolith Explorer) ha realizado estudios orbitales detallados y reconocimiento de la superficie de Bennu, recogiendo datos sobre la composición y estructura del asteroide, así como identificando los lugares adecuados para la recogida de muestras, prevista para el próximo 20 de octubre.
Los resultados presentados en esos estudios proporcionan información sobre la historia y el contexto de Bennu en relación con las muestras devueltas a la Tierra, previstas para 2023.
En el primero de tres estudios en 'Science', la investigadora Daniella DellaGiustina y sus colegas de la Universidad de Arizona presentan imágenes multiespectrales que mapean el color óptico y la reflectancia de la superficie de Bennu.
Al comparar las diferencias de color y albedo entre las rocas y los cráteres, infieren cómo la superficie de Bennu ha experimentado una evolución compleja debido a los procesos de meteorización espacial. En un segundo estudio, Amy Simon y sus colegas del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA usan espectroscopía infrarroja para mostrar que los materiales que contienen carbono, como moléculas orgánicas y/o minerales de carbonato, están muy extendidos en la mayor parte de la superficie de Bennu y particularmente concentrados en rocas individuales.
En el tercer estudio de 'Science', Hannah Kaplan y sus colegas del Southwest Research Institute presentan imágenes y espectros de alta resolución del sitio de muestra principal de 'OSIRIS-REx', un cráter apodado Nightingale. Identifican venas brillantes en algunas de las rocas del área, con distintas absorciones de infrarrojos, lo que sugiere que son minerales de carbonato. Las venas se habrían formado por reacciones con el agua que fluye en el asteroide padre de Bennu, durante el Sistema Solar temprano.
En el estudio de 'Science Advances', Michael Daly y sus colegas de la Universidad de York en Canadá, observaron a Bennu usando el altímetro láser (OLA) de 'OSIRIS-REx'. Usaron los datos de OLA para producir un modelo 3D de Bennu con una resolución de 20 cm y medir la estructura rocosa del asteroide.
Han encontrado que el hemisferio sur de Bennu es más redondo y suave, mientras que su hemisferio norte tiene pendientes más altas y una forma más irregular. El segundo estudio publicado en 'Science Advances' exploran las características físicas de los cantos rodados que forman la estructura de la pila de escombros del asteroide.
Ben Rozitis y sus colegas de The Open University, en Reino Unido, utilizaron datos infrarrojos térmicos para determinar la rugosidad de la superficie y la inercia térmica de las rocas de Bennu. Han encontrado que el asteroide probablemente consta de dos tipos diferentes de rocas con composiciones minerales similares pero diferentes colores y albedos, que también pueden tener propiedades estructurales distintas.
En el último estudio de 'Science Advances', Daniel Scheeres y sus colegas de la Universidad de Colorado rastrearon el movimiento de la nave espacial OSIRIS-REx en el débil campo gravitacional de Bennu y las órbitas de partículas del tamaño de un guijarro expulsadas de la superficie de Bennu.
Modelar esos movimientos permitió a los autores determinar la distribución del campo gravitacional del asteroide. Los hallazgos sugieren que la densidad de la pila de escombros está distribuida de manera desigual, con regiones de menor densidad en el ecuador y el centro.
Scheeres y sus colegas concluyen que la característica forma de "peonza" de Bennu resultó de una velocidad de giro rápida en su pasado o de una interrupción previa de su superficie y las órbitas de partículas del tamaño de un guijarro expulsadas de la superficie de Bennu.
Así, concluyen que la característica forma de "peonza" de Bennu resultó de una velocidad de giro rápida en su pasado o de una interrupción previa de su superficie y las órbitas de partículas del tamaño de un guijarro expulsadas de la superficie de Bennu.