'Árbol de la muerte': el árbol más peligroso del mundo puede dejarte ciego sin necesidad de tocarlo

  • El árbol 'manchineel' está catalogado como el más peligroso del mundo por su savia y su fruto venenosos

  • Todas las partes del árbol son tóxicas, incluso las gotas de lluvia que lo salpican pueden causarnos quemaduras, o el humo que emite si lo quemamos

  • Las posibles consecuencias de la interacción con el árbol van desde la ceguera o el ardor hasta la muerte

Si el árbol de la historia de Adán y Eva es real, probablemente sea este. El manchineel es el árbol más peligroso del mundo, conocido como ‘árbol de la muerte’, ya que es capaz de hacerte enfermar sin siquiera necesidad de tocarlo.

Los árboles son una parte de la naturaleza y de nuestra vida. Nos dan oxígeno y alimento, y adornan los bosques y ciudades, además de dar sombra. Todo es seguridad en torno a ellos… A menos que hablemos del árbol de manchineel (Hippomane mancinella), típico en las playas de arena y los manglares de climas tropicales, desde Florida hasta el Caribe, y en partes de América del Sur.

Su fruto, su savia, sus hojas, el humo que desprende si se quema e incluso solo el agua bajo este árbol si lo usamos de paraguas durante una tormenta puede traernos problemas de por vida o incluso matarnos, en el peor de los casos.

Los peligros del ‘árbol de la muerte’

“En 1999, la radióloga Nicola Strickland se fue de vacaciones a la isla caribeña de Tobago, un paraíso tropical con playas idílicas y desiertas”, relata ‘Science ‘Alert’. En su primera mañana allí, buscando en la arena blanca, Strickland y su amiga encontraron “una fruta verde de olor dulce que se parecía mucho a pequeñas manzanas silvestres”, recoge el medio citado.

Como hubiéramos hecho cualquiera, la doctora decidió darle un mordisco a la aparente manzana y disfrutar de su dulce sabor, pero al rato descubrió un intenso picor (como u ardor insoportable, lo describió) y una sensación de asfixia en la garganta que le hicieron sospechar: la fruta era venenosa.

El relato de la historia por parte de la propia Strickland no es el único motivo por el que nos referimos al manchineel como el árbol de la muerte, el Guinness World Records lo incluye de hecho como el árbol más peligroso del mundo. La doctora y su amiga, por suerte, superaron la intoxicación minutos más tarde al lograr expulsarlo y vivieron para contarlo.

Como explica el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de Florida, todas las partes del manchineel son extremadamente venenosas, y por tanto no hace falta ingerir su fruto para estar en peligro, basta cualquier tipo de interacción con el árbol, que puede llegar a ser letal.

La savia del árbol puede quemar la piel y causar ceguera

Manchineel pertenece al amplio y diverso género Euphorbia, que también contiene la decorativa flor de pascua de Navidad, muy peligrosa para los gatos, por cierto. “El árbol produce una savia espesa y lechosa, que rezuma de todo (la corteza, las hojas e incluso la fruta) y puede causar ampollas graves similares a quemaduras si entra en contacto con la piel”, según ‘Science Alert’.

La variedad de toxinas en la savia incluye el forbol, un compuesto orgánico que se diluye con las gotas de lluvia y puede quemar gravemente la piel si nos resguardamos bajo un manchineel.

En algunos bosques el árbol está incluso marcado con una cruz roja, un anillo rojo de pintura o señales de advertencia explícitas que alertan del peligro. Pero al manchineel no es tan malo como parece. En la naturaleza brinda una excelente protección contra el viento y una protección contra la erosión costera en las playas de América Central.

Los únicos que han logrado interaccionar con el árbol de la muerte son los carpinteros caribeños, que usan su madera tras cortarla cuidadosamente y secarla al sol para neutralizar la savia venenosa. Lo hacen con la debida protección y nunca queman la madera del árbol, dado que eso podría dañar gravemente sus ojos y sus pulmones al inhalar el humo. Se sabe que las toxinas del árbol pueden causar ceguera.

No obstante lo verdaderamente peligroso es su fruto, que en ciertas personas puede provocar vómitos intensos y diarrea, que causaría deshidratación.

La historia de Strickland gracias a una carta que publicó en The British Medical Journal en 2000, un año después de su aventura, describiendo sus síntomas en detalle.

Su dolor tardó más de ocho horas en desaparecer lentamente, asegura, mientras ella y su amiga bebían con cuidado piñas coladas y leche. La toxina pasó a drenar a los ganglios linfáticos de sus cuellos, provocando más agonía.

"Relatar nuestra experiencia a los lugareños provocó un franco horror e incredulidad, tal era la venenosa reputación de la fruta", escribió Strickland. "Encontramos nuestra experiencia aterradora".